Sostengo mi pluma iracundo, pues no podía ser de otra manera ante la inconcebible realidad que como a una gran parte de los españoles me invade. Estos primeros meses del año han escenificado una fealdad inusitada, un vil desafío a la honorabilidad de mi querida España, esa nación que la historia llegó a contemplar a solis ortu usque ad occasosum.
Mis ojos no pueden dar crédito, ¡ qué frente tan horrendo !, ¡ qué insulto a la civilización !, ¡ qué desfachatez !, ¡ qué desprecio a la cultura !, ¡ qué irresponsabilidad !; por un momento me pregunto, ¿ qué es lo que contemplo ?, ¿ es el Congreso de los Diputados, la casa de Gran Hermano o el día del orgullo gay?, no tardo en llegar a la conclusión de que definitivamente es el golpe de Estado de la anarquía del mal gusto.
Pues considero que no hace falta ser un esteta sino tener un mínimo de sensibilidad para convencerse de que la fealdad ha irrumpido en la Cámara con las mismas agallas que lo hicieron el caballo del general Pavía o el tricornio de Tejero.
Los representantes políticos de cualquier país civilizado deben por ética moral someterse a unos parámetros fundamentales de conducta, puesto que representan a la nación y deben una correspondencia de respeto y compromiso a la misma. Que un joven antisistema luzca rastas en los suburbios de su localidad de residencia no deja de formar parte de su libre interpretación de la estética y la moda, lo que es de lo más respetable, pero que un diputado a Cortes comparta esta imagen propia de minorias marginales me parece intolerable.
Es una cuestión de civismo, de educación, de formalidad, de seriedad y de respeto, que es lo menos que se puede pedir en política.
Otra soberana atrocidad me resulta la manipulación o reinterpretación de la Historia por parte de unos señores de desagradable aspecto, cuestionable cultura, manifiesta a la par que paradójica intolerancia, y nocivo resentimiento, que por suerte o por desgracia han acabado en determinadas instituciones.
La historia de España y sus manifestaciones culturales, al margen de la fe, tienen difícil explicación y pierden su absoluta razón de ser sin la Iglesia católica, por lo que obviarlo es privar de la esencia más intrínseca a las mismas y vapulear cruelmente la identidad de una nación, dando un resultado de lo más dantesco como el que se pudo comprobar en las pasadas » cabalgatas » de los Reyes Magos.
Y por si fuera poco todo este deterioro, una señora de orígenes burgueses como bien apuntó mi amigo Josemi Rodriguez Sieiro en sus breves pero intensos minutos de Onda Cero, en un bochornoso e inaudito alarde de demagogia monta el numerito en el Congreso con el bebé a cuestas.
¿ Cúales serían las vanas pretensiones de esta adinerada señora ?, ¿ acercamiento al pueblo ?, ¿ persuadir a la masa profana de su talante de madre coraje ?
Señora Bescansa cumple usted a la perfección aquello de intus Nero, foris Cato.
Buen colofón del año
El último tramo del año no se me presentó tan irritante como el comienzo del que ahora mismo transcurre día tras día, hora tras hora, minuto tras minuto y segundo tras segundo. No me podía invadir semejante sentimiento teniendo en cuenta la fastuasidad de las joyas, la belleza de la ropa y la simpatía de la gente guapa de la que tuve la suerte de rodearme en puntuales ocasiones.
Huelga decir que en estas reuniones que ocuparon parte de mi calendario, mis ojos no vislumbraron ni un ápice de rasta, ni señoras amamantando a sus recién nacidas criaturas.
Acudiendo a la llamada de Carlos Javier Matoses me presenté en el número 24 de la calle Sorní para asistir a la inauguración de Anglomanía. Una tienda de moda masculina clásica que aterrriza en Valencia de la mano de Valentín Sánchez Arrieta, destacado y próspero empresario que continúa la tradición familiar en el sector hostelero, pero que ha querido con aparente éxito, ampliar sus fronteras de negocio con locales destinados al ocio nocturno y ahora la moda.
Se sirvió un cóctel, mientras sonaba la música de Mike Marín, disc jockey residente habitual de ciertos locales que frecuentaba anteriormente, hasta el momento que temí por mi integridad física tras amenazas recibidas por parte de algunos delincuentes, ¿ fruto de la embriaguez ?, ¿ de la envidia ?, ¿ o tal vez por la correspondencia con declarados enemigos ?, lo cierto es que ni lo sé ni me interesa.
Pude conversar largo y tendido con José Luis Bayo, todo un señor en el más amplio sentido de la palabra, también me encontré con Laura Martínez – Barea que muy generosamente me invitó a tabaco; Mr. Daqui, Pablo Hurtado, David Nuñez, los hermanos Jordán, el arquitecto Ramón Esteve o Juan Albert, fueron otros nombres dignos de mención.
Posteriormente me trasladé hasta una joyería de renombre muy próxima, donde tras mi llegada pude comprobar que tanto encaminar los pasos como desenvolverse con un mínimo de soltura por sus instalaciones iba a resultar una ardua tarea, ¡ pues no cabía un alfiler ! La flor y nata de la sociedad valenciana abarrotaba todos los rincones habidos y por haber, gracias a la magnífica labor de Juana Camps, garantía de éxito, que con su sello inconfundible volvió a ratificar su gran tirón entre la buena sociedad, mostrándose como una relaciones públicas de primera, atenta a todos y absolutamente a todo.
La muchedumbre no me impidió saludar al sastre Antonio Puebla que tras darse cuenta de que había elegido una de sus corbatas para anudarme el cuello no tardó en tener una de sus particulares reacciones chistosas, hice lo propio con Javier Monedero y Rosa Sanchís, Presen Rodriguez e Isabel Cosme, el doctor Juan Antonio Murgui, Rafa Moreno y Quique Goyo, el diseñador Valentín Herraiz, Ana García-Rivera y Andrea Villafeñe, para terminar con Javier Mesa.
A mi izquierda el futbolista de primera división David Albelda
También fue destacada la presencia del futbolista David Albelda con su mujer Vicen Fernández, Amparo Ortuño, Quico Catalán e Irina Manglano, Esperanza Vila, Elena Gutiérrez, el abogado Javier Edo, Elena Soria, Belén Aznar, Silvia Plasencia, Lourdes Millet, los hermanos Jorge, Vicente y Andrés Morata, Luis Fernández de Córdova, Fran Cuevas, Vicente Alós, Concha Solares, Lucía Asensio, Miren Alós, Carmen Poveda, Paloma Silla, Paul Mott, Maribel Servet y Mavi Trapos.
Fueron algunos entre los doscientos invitados que fueron recibidos por la familia Marfil en el décimo aniversario del establecimiento que regentan.
Quinta Avenida se presentó en la capital levantina como una fórmula apetecible y de irreprochable éxito irrumpiendo con fuerza en las compras navideñas de centenares de valencianos. Este Pop–Up Store viene a ser un concepto mejorado del por todos conocido market , y donde hay detrás grandes profesionales de reconocida trayectoria en diferentes ámbitos. Lo afirmo con conocimiento de causa pues entre las cuatro socias fundadoras se encuentran mi querida amiga Delia Barral, con la que también he mantenido relación profesional en anteriores etapas y que en cierta medida es responsable de que me encuentre ahora mismo cara al ordenador, como se da asimismo el caso con Amparo Barral, hermana de la anterior e integrante al mismo tiempo de esta aventura empresarial, bisnietas ambas del que fuera alcalde de Valencia D. Juan Barral, pertenecientes a una destacada saga de juristas y que a día de hoy cuentan con un importante patrimonio familiar que despierta gran admiración. Paula Alcón quien considera talismán mi presencia en las diferentes inauguraciones que convoca, y Sara Tamarit, sumaron sus responsabilidades para redondear un tándem perfecto.
El día inaugural, la sociedad valenciana casi en su totalidad desfiló por el nº 20 de la calle Conde Salvatierra para introducirse en la profunda inmensidad de las instalaciones de Quinta Avenida, hasta el extremo de abarrotarlas.
Entre los asistente captaron mi atención, Resu Navarro; Juanjo Barral; Nacho Leach; Rosana Vento, propietaria del restaurante mexicano más de moda, Vento DF; el presidente de la Fundación Bancaja Rafael Alcón, que se interesó por mi actual situación; Antonio Morris que me transmitió lo mucho que se ríe con el programa de televisión en el que actualmente presto mi colaboración; Begoña Gimeno muy atenta; el fotógrafo Quique Villanueva; Vi Pamblanco; Adrián Durán; el diseñador Alejandro Resta; Manuel Cabrera; Isabel Goyanes; Jaime Girona, que siempre me ha inspirado grandes simpatías por su tenaz sentido del patriotismo, con Beatriz Palencia; Isabel Aliño, o José Pérez-Manglano.
Según las últimas informaciones que llegaron a mis oídos, la primera edición de Quinta Avenida Shopping&Experience se convirtió en un éxito de ventas, con una profusa y variadísima oferta para todos los públicos, que muchos no pudieron eludir. Iniciativas como esta, que duda cabe, suponen un innegable beneficio colectivo, moviendo la economía de una ciudad que no olvidemos que por su historia y envergadura es una de las más importantes del país, y no me cansaré de reivindicar hasta la saciedad si es necesario, que su actividad ha de estar en consonancia con esta premisa.
Ya va sonando el reloj para la segunda edición, continuará…
De izquierda a derecha Amparo y Delia Barral, y Rosana Vento
Otra cita señalada en el calendario social valenciano es la que se da lugar anualmente en la céntrica joyería de Vicente Gracia, maestro sobre el que ya he escrito en varias de mis crónicas de su talante y reconocida profesionalidad, características que dan lugar a un universo que todo lo que abarca lo impregna de un aura especial, repleto de cultura y sensibilidad, lo que ha derivado en que durante los últimos lustros toda señora bien que se precie de ello en la capital del Túria cuente por lo menos con uno de sus trabajos. Auténticas joyas como la que me hizo por encargo de aquella amiga mía, y que yo bauticé como » mi caprichosa vanidad «, y que se compone de la silueta de un Adonis, dios de la belleza por antonomasia, tallado en el corazón de un cuarzo sobre un anillo de oro trenzado, inspirado en los que ostentaban los antiguos patricios en los mejores días de la Roma Imperial. Siempre me acompaña en mi meñique izquierdo y así será hasta el fin de mi existencia. Razones poderosas tengo para ello, y tiene su explicación, pues la aristocracia tradicional desde tiempos inmemoriales siempre ha lucido los escudos familiares y piezas similares en forma de anillo en este dedo de la mano, en mi caso lo cierto es que, lejos de pertenecer a una estirpe aristocrática, la tortuosa aristocracia de mi espíritu me obliga a claudicar ante tan pretencioso pero vital símbolo. Mientras tanto la justificación de la representación de quien robó el corazón de Afrodita parece obvia, porque para los estetas como yo la belleza se convierte en una religión. Despúes de tan arrogantes confesiones, consciente y por consiguiente consecuente de ello, adimitiré querido lector, todo cuanto se piense y se diga sobre mí.
» Mi caprichosa vanidad » obra magna de Vicente Gracia
En esta ocasión mis compromisos televisivos me obligaron a menguar mi estancia respecto a años anteriores, no obstante pude divagar lo necesario por las regias estancias del nº 4 de la calle de la Paz como para coincidir con los Roig, Juan y una embarazadísima Juana, padre e hija respectivamente, el primero presidente de Mercadona y la segunda socia de Vicente, con ésta última estuve comentando diferentes aspectos familiares; la ex presidenta del Palau de la Música Mayrén Beneyto; el abogado y me atrevería a decir que también economista, no por profesión pero sí por conocimientos, Mario Ruiz; Amparo Tarazona; Javier Martínez-Rubio que una vez más se comportó como un auténtico señor convocándome personalmente días antes; Coté Soler, genial como siempre; Pablo Vera, que me aseguró que me lee; Amparo Lacomba; el director de Revista de Sociedad TV Iñaki Verchraege; Ángela Valero de Palma; el doctor Juan Antonio Mira, entre otros.
Cuando decidí marchar, un tanto a mi pesar, una fascinante escena me invadió, pues una odalisca irrumpió con exóticos movimientos en el salón principal de la joyería, y es que sabida es la gran admiración que Vicente Gracia siente por la cultura musulmana y todo lo relacionado, de hecho los relatos de los amigos que han tenido la suerte de visitar su casa de Assilah en Marruecos, corroboran más si cabe, la pasión de este maestro sobre todo ese mundo.
En la imagen unos sonrientes Vicente Gracia y Juana Roig
Del show business a las diferentes versiones del amor
Que el clan Pantoja ha hecho literalmente de los diferentes capítulos del culebrón que protagonizan un negocio nada despreciable, resulta una obviedad innegable, y si me apuran una perogrullada. Cuantiosas ganancias entre las distintas apariciones pre-negociadas en los diferentes formatos de todo tipo de medios de comunicación que contrastan con los sucesivos y constantes problemas económicos, lo que revelan una pésima administración entre otras cuestiones. Un tema este que parece inherente a la fama y sus atractivas consecuencias- al menos a las relacionadas con aspectos pecuniarios- que personalmente siempre me ha llamado la atención, pero que habida cuenta de la inagotable fuente de ingresos fundamentados en comerciar con sus propias vidas,- lo que sin lugar a dudas y lejos de los escándalos, es lo mejor que saben hacer -, se puede llegar a concebir esa irresponsabilidad.
La semana pasada la revista Hola publicaba la exclusiva del bautizo de Ana Rivera, o lo que es lo mismo el tercer nieto de la matriarca por excelencia,¡ de la Pantoja ! En la publicación se recogían diferentes detalles de la celebración, así como la pedida de mano de Paquirrín a Irene Rosales- que al parecer a desatado muchas críticas el anillo mediante el cual hizo extensiva la misma-, ¡ y lo más revelador !, la presencia de la matriarca tras unas primeras informaciones sobre su supuesta ausencia. De la celda a la capilla pues, volvió a ser la gran protagonista en una mañana donde se congregaron en su mayoría esos personajillos que pululan por los realities, y que su fama depende de las broncas que provocan entre sí o el sexo que practican ante las cámaras.
Prepárense porque con la Pantoja en libertad, un nuevo episodio acaba de empezar.
En nuestros días las parejas jóvenes empiezan por entablar una relación sentimental para luego ser padres no siempre seguido de una boda, pero si se da lugar al enlace será a golpe de exclusiva cuando se trate de famosos, para terminar en inumerables ocasiones con un divorcio con el que rematar el cuento de hadas. ¡ Los divorcios !, al paso que vamos me hace pensar que en las décadas venideras quien requiera de una aceptación social medianamente respetable deberá contar tras sus espaldas con más de un matrimonio como mínimo. La sociedad civil evoluciona en ritmo al unísono con la tecnología, parece que los parámetros y el proceder que seguían los padres de los «enamorados » de hoy hayan quedado como costrumbres un tanto trasnochadas.
Prueba de ello es la conducta de nuestras parejas mediáticas y de moda, pues si hace unos meses una presentadora de televisión altamente aficionada a las transparencias decidió formalizar su noviazgo con un cocinero de extraña cabellera casándose en su propia casa ataviados en vaqueros y zapatillas, y con los fotógrafos del Hola como únicos invitados, esta semana la prensa nos hacía llegar la inesperada boda secreta y » de penalti » entre el guardameta Iker Casillas y Sara Carbonero. Al parecer la ceremonia tuvo lugar en el juzgado de Boadilla del Monte en Madrid bajo la escogidísima presencia de los testigos, uno de ellos hermano de la televisiva, y el hijo de ambos. En las últimas apariciones públicas la toledana lució la alianza matrimonial sobre su mano izquierda, pasando absolutamente desapercibida la joya y sin que nadie especulase sobre su verdadero significado y simbología.
Otra pareja de máxima actualidad y que también están saboreando las mieles del amor, es la formada por Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler. En el hotel Villamagna, muy frecuentado por la jet madrileña, convocaron a centenares de amigos y allegados que acudieron hasta el paseo de la Castellana para celebrar el octogésimo cumpleaños del premio Nobel. Representantes de diferentes ámbitos entre los asistentes, especialmente de la política y la empresa. ¿ Me pregunto si Albert Rivera y su pareja no leyeron bien la dirección en la invitación y pensaron por un momento que se les esperaba en el tanatorio de la M-30 ?, pues a tenor del riguroso y tedioso negro de sus vestuarios parece mentira que asistieran a la celebración de la vida y no al llanto de la muerte.
En el polo opuesto pero no menos sorprendente y acaparando una multitud de titulares es la ruptura de Javier Merino con Mar Flores tras cerca de dos décadas de relación y con cuatro hijos en común. Por lo visto ha sido una decisión del empresario debido a las » fuertes discusiones y el desgaste hasta el que había llegado la relación «, ambas partes desmienten rotundamente la responsabilidad de terceras personas sobre tal situación, pero en las últimas horas diferentes medios especulan en torno a supuestas infidelidades y sobre un material gráfico que podría dar testimonio de ello y donde saldría perjudicado el señor Merino, por lo que el mismo habría prestado en compensación unas declaraciones a una reputada publicación para precisamente evitar que salieran a la luz esas fotografías. La escasa afición a tratar con la prensa del susodicho da cierta credibilidad a esta versión por haberse visto » forzado» a ello, y finalmente claudicar vendiendo una exclusiva. Sin lugar a dudas la cara amarga del amor, sinsabores que los asexuados y narcisistas como yo evitamos, y es que ¡ algo bueno tenía que tener !
Se han cumplido sesenta años del trágico accidente que le arrebató la vida al infante don Alfonso de Borbón, corría el año 56 y su actual majestad el rey don Juan Carlos I compartía academia militar con mi abuelo Enrique. Mucho me ha hablado mi ancestro de aquel joven rubio de gran sentido del humor que se hacía fotos con todos sus compañeros y que no escatimaba en las obligadas novatadas. El mismo que al escuchar un día su guitarra reaccionó con un, » ¡ óle, óle! , este verano estuvimos en Mallorca haciendo una serenata a unas chicas…»
Tras décadas de prolongado silencio sobre el lamentable episodio, el rey emérito único testigo del dramático suceso, confesó en un reciente documental lo unido que estaba a su hermano y lo tanto que ha notado su ausencia.
El rey Juan Carlos I formando en la Academia General Militar de Zaragoza donde compartió estancia con mi abuelo
AGRADECIMIENTOS
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