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No en vano, la exposición es “Un canto a la pintura” aña- Ante el eterno dilema, Sales añade: “De quién soy, quié-
de Mery Sales, un canto en el que la prenda que lleva nes somos y qué pintamos en este mundo, surge Seres
puesta cuando pinta: un mono de trabajo de color rojo, fuera de campo, desde la propia experiencia a partir
adquiere protagonismo y ayuda a desgranar algunos del concepto de alteridad, condición de capacidad para
(solo algunos) de los argumentos que brotan de su ser otro, otra, en este caso, fuera de sí misma, en rela-
interior. Y decir algunos es obligado, dada la fertilidad ción con otras personas que están más allá del límite,
que se encuentra en sus obras como puerta para en- con las que es necesario establecer vínculos sociales,
trar en un mundo interior abundante, que favorece una políticos, éticos y afectivos”, indica.
mirada amable incluso del mal, que puede presentarse Sin duda, Mery Sales ha encontrado en el retrato de es-
en forma de dulce. tas voces, las de Arendt, Zambrano y Weil, la personifi-
“Mi pintura más reciente reflexiona sobre el propio acto cación del propio acto de pensar a partir de los aconte-
creativo como pulsión vital y se apoya en la esencia co- cimientos vividos, sustraídos de la corriente del tiempo
mún de estas tres voces complementarias y vigentes. desde la poesía, la política o la acción social, pero sobre
Mujeres inmortales por su lucidez, originalidad y coraje todo desde el lugar del otro/a como modo de pensar
desde la periferia intelectual que hicieron de su escri- más amplio en la difícil trama del mundo común que
tura, cada una de ellas representa un revulsivo fértil en habitamos.
tiempos difíciles. Sus voces, ninguneadas o mal inter- Ya en el postrero bloque pictórico realizado por la artis-
pretadas en multitud de ocasiones, son la voz resisten- ta, existe voluntad de personificar la propia cultura, la
te de muchas otras, y son ejemplo indispensable aún política y la poesía como seres fuera de campo también
hoy en día por su capacidad para ver más allá, rom- imprescindibles; y desde lo más íntimo y personal, sur-
piendo esquemas preconcebidos. Ellas nos enseñan a ge la serie de autorretratos que transfiguran a la pin-
identificar nuestro presente desde una perspectiva re- tora. 11 retratos (más uno) que componen el inicio de
paradora. Tanto su palabra como su actitud vital para la última serie “48 Parias conscientes”, seres anónimos,
existir con voz propia al límite de lo impensable, son la corrientes en su pluralidad y, sin embargo, singulares
sustancia imprescindible en este triple homenaje”, in- por sentir, pensar y actuar más allá del límite de lo pre-
dica Sales, para quien la vida gira en torno a su estu- visible. Un límite que solo cabe plantear desde miradas
dio de pintura: “El arte es una de las formas de pensa- que interpelan y acciones que apuntalan una sociedad
miento que nos permite razonar lo que somos con una asentada en escombros.
dosis necesaria de imaginación, lo que llamaríamos un Pero aquí aparece un lienzo completamente en blan-
razonar poético; y aporta también emoción expresiva co. El que después de haberse despojado de su piel de
al discurso filosófico cobrando especial importancia si pintora, su mono rojo, Sales decide ceder para que el
lo que pretendemos es ver y comprender, más allá de espectador rellene a modo de nuevo comienzo, de ra-
las lógicas reflexivas, la complejidad que nos distingue zón poética. La misma razón que la llevará de regreso
como seres humanos, capaces de lo peor pero también ante ese escenario frente a un lienzo en blanco antes
de lo mejor”. de que ella misma se dé cuenta.
Mary Sales en su estudio / Foto: Rafa de Luis
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