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El mérito del conjunto de Las ideas muy claras, el plan se El Valencia aguantó el tipo con
Marcelino es innegable, se impuso había estudiado a conciencia. La entereza, se exprimió al máximo
ante un rival que perseguía el confianza en los propios recursos y pudo liquidar la contienda en
doblete y que tenía a su alcance y la seguridad de hacer daño a un par de acciones con Guedes
establecer un registro sin un oponente alicaído y frágil de como protagonista, pero el
precedentes en la Copa, cinco moral. Los goles lo confirmaban. portugués no acertó cuando lo
triunfos seguidos. Una vez más, Los valencianistas se vinieron tenía todo a su favor. La agonía
en el escenario, se presentó el arriba pero sin descuidar del tiempo añadido se hizo
conjunto de Mestalla arropado los espacios, pendientes de interminable. Cuando Undiano
por miles de incondicionales cualquier maniobra de un Barça señaló la conclusión una descarga
dispuesto a cambiar la historia. al borde del k.o. No hay triunfo emocional recorrió la grada del
La fuerza de la grada no resultó importante sin unas dosis de Villamarín. Las lágrimas por la
anecdótica, el apoyo del sufrimiento, ni unas gotas de gesta alcanzada, el recuerdo
valencianismo se convirtió en épica. Había que resistir al a los ausentes, el orgullo de la
un factor determinante. En la campeón herido en su orgullo y militancia, la demostración de
calle y en la grada se impuso dispuesto a morir matando. fuerza de un club que demostró
con entusiasmo la hinchada del su carácter competitivo y
Valencia. No hubo más color No quedaba otra. La lesión de ganador. Un mensaje para todos.
que el blanco. Se detectaba la Parejo, elevado a la condición
diferencia sustancial en el estado de mito, complicó la travesía El Valencia ha
de ánimo de los finalistas. La hacia el título. El inevitable gol vuelto para
ambición y la confianza de unos, de Messi añadió emoción y
la depresión y dudas de los otros. nervios. La Copa te brinda estos quedarse.
momentos incomparables, al
Sobre el terreno de juego borde de la gloria y a un paso
también quedaron muy claras las del hundimiento. Todo y nada.
prestaciones de ambas escuadras.
El Valencia desplegó un juego
que desprendía electricidad, era
intenso, vertical, y resolutivo.

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