Todo empezó hace 50 años en un barco llamado Phyllis Cormack. El 15 de septiembre de 1971, una docena de jóvenes pioneros con un aspecto hippie, se embarcaban a bordo del viejo pesquero para llevar a cabo una protesta organizada entre los hielos del Ártico contra las pruebas nucleares que Estados Unidos, en plena Guerra Fría, realizaba en Alaska.
Tras el gran éxito de la campaña, un año después se detenían dichas pruebas, y se creaba en el lugar una reserva ornitológica. Así la ONG, comenzaba a expandirse por el mundo azuzando la conciencia ambiental.
Greenpeace está hoy presente en más de 55 países, y sus socios y simpatizantes se cuentan por decenas de millones en el mundo. En España alcanzan la cifra de 150.000.
Entre muchas de las victorias que han logrado obtener, figuran la protección de un área marina antártica (Mar de Ross), la moratoria en la caza comercial de ballenas, el fin de pruebas nucleares en el Pacífico…
Al conmemorar los 50 años desde que el barco de zarpó, son conscientes, hoy más que nunca, de la tormenta que se avecina provocada por la desigualdad, la codicia, la corrupción, la destrucción acelerada del hábitat y la profundización de la emergencia climática, y aseguran que continuarán desempeñando su labor por todo el mundo.