Roberto Verino: “Valencia es una ciudad referente y con luz propia”

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Si hablamos de estilo y referentes en moda, no cabe duda que pueden venirnos a la cabeza varios nombres que han marcado ciertas tendencias. Desde que empezó, Roberto Verino, ha tenido claro que lo importante es hacer felices a las personas, que es quien le han hecho ser quien es. Humilde, trabajador, y tremendamente atento, su firma ha marcado a varias generaciones y un estilo en un país que vio despertar y ayudó a evolucionar en un sector que estaba aún muy precario.

Con una mirada tranquila y una voz calmada, recuerda sus inicios con cariño, mientras sopla las velas de un merecido aniversario que celebra con una exposición fotográfica que captó perfectamente lo que fue, ha sido, y es ese #estiloverino. 

Roberto, 40 años de una marca que ha marcado tendencia desde su inicio, y lo celebras con una exposición de fotografía, ¿Qué vamos a encontrar en ella?

Es una retrospectiva de estos 40 años, reflejados en una serie de fotografías de modelos que eran (y siguen siendo algunas) top models. Ellas representaban de alguna forma entonces el universo femenino de la moda, y las imágenes representan el estilo Verino, que es donde se evidencia que la sencillez del diseño, la calidad de la materia y sobre todo la funcionalidad del producto lo acaban haciendo eterno en el tiempo.

¿Ese ha sido el secreto de su éxito?

Sin duda porque no son valores que se pierdan, sino al contrario, ya que piezas que sacamos hace años, siguen estando vigentes hoy. Y eso es porque cumplen perfectamente esos tres principios: sencillez, calidad, y funcionalidad. Que es lo que las hace atemporales. Soy un defensor de la importancia de la belleza atemporal, que es la que nunca pasa de moda.

Y esa atemporalidad es lo que hace que esas prendas pasen de generación en generación.

Efectivamente. Es lo que nosotros llamamos armario emocional. Esa calidad de la que hablamos acaba siendo más rentable a la larga que una prenda más económica que no está hecha para que perdure en el tiempo. Las personas son clave para mi trabajo. Yo hago prendas para vivirlas y disfrutarlas, y para que formen parte de tu día a día. Por eso pienso en el concepto de la atemporalidad como clave. Si una prenda te dura, va a formar parte de tu historia y las vas a hacer tuyas, y que te representen, y ese es mi objetivo. Que seas tu misma, y elevar tu autoestima y felicidad con lo que llevas puesto.

¿Entonces por qué se le da tanta importancia a “lo que está de moda”?

Estar de moda o no es una conveniencia de alguien que, en un momento determinado, intentan generar en las personas, una necesidad que no es real. Yo estoy más de acuerdo con el estilo de vida, entendido como lo que nos pone en valor a cada uno. Al final, nadie tiene la potestad de decidir lo que está de moda, por tanto, somos victimas de una manipulación. Y yo propongo hacer todo lo contrario.

¿Crees que la forma de vestirnos, entonces, define quienes somos?

Por supuesto. La forma que tu tienes de ser o de sentir define lo que te pones y, por lo tanto, cuenta lo que tu eres. Por eso, hay que intentar evitar ponerte cosas que no te favorecen, con las que no te sientes cómoda y por tanto dejas de ser un poco tú.

Estamos asistiendo a una revolución a favor de la sostenibilidad y el sector de la moda es muy consciente de ella. ¿Cómo lo afrontas tú?

La verdad es que nosotros siempre hemos sido sostenibles, ya que desde el principio hemos utilizado productos que fueran respetuosos con el medio ambiente, con la producción, y sobre todo con el consumo nacional. La mejor forma de ser sostenibles es consumir de manera coherente y consecuente y no despilfarrar. En ese sentido, el sector de la moda ha de ser consciente, y de hecho, empieza a serlo, pero también el cliente y consumidor. Ya que, como decía antes, si tu compras prendas más baratas que casi usas y tiras, no estás ahorrando, sino desperdiciando tus recursos, ya que no están pensadas para que duren.

¿De qué manera el sector puede ser más sostenible?

Yo defendí siempre usar materias naturales, como la lana, el lino, el algodón… es decir aquellos materiales que fueran consecuencia de los cultivos, y del aprovechamiento de lo que nos brinda la naturaleza. Por una parte, además, son capaces de perdurar en el tiempo y, por otra, son biodegradables. Ahora, además, con los cambios de temperatura y el fin de las estaciones, nos tenemos que adaptar, ya que hay prendas que son capaces de abrigar mucho y otras más finas, con las que no pasas calor. Todo eso es consecuencia de utilizar esas materias naturales y hay que aprovecharlas. Ese debe ser el camino.

Las personas tienen que ser capaces de entender lo que les conviene. Lo que las hace únicas. Que lleven la prenda, no la prenda a ellas. Y que entiendan que las materias primas no son interminables, y que sepan usarlas de manera coherente. Eso no solo pasa con la moda, sino con el agua o la alimentación, por ejemplo. Los ciclos de bonanza se acaban y no deben convertirnos en depredadores consumistas. Es muy llamativo que, a veces, una prenda valga menos que una barra de pan. Ahí algo falla. O en el proceso de producción o en las materias.

¿Cómo crees que ha evolucionado la moda en esos 40 años?

Bueno, esa sostenibilidad ha sido un elemento que ha contribuido a hacer más felices a las personas. Y por supuesto el papel de las mujeres. Vuestra evolución ha sido fundamental en todos los sentidos, y en la moda también. Sobre todo, en ese desarrollo de la liberación, ya que si tu eres libre eres capaz de decidir lo que te gusta y conviene. En España ahora somos referentes, antes nos mirábamos en otros países como Francia o Italia.

¿Y cómo ves a esa mujer actual?

Precisamente en ese lugar en el que ahora se encuentra España, al lado de los “grandes”, la mujer ha tenido mucho que ver. Los hombres, al fin y al cabo, aunque ahora se fijan más en la moda, creen que con cambiarse la corbata, ya creen que cambian de look. Por tanto, las mujeres habéis sido las auténticas protagonistas. El hecho de defender vuestros derechos, os ha permitido situaros en un lugar muy importante, donde vuestro sentimiento de la responsabilidad y de independencia es fundamental. Las mujeres son las verdaderas referentes de nuestra sociedad.

La fotografía y la moda han ido siempre muy unidas ¿Qué ha de transmitir esa fotografía?

Claro, piensa que hubo una época en que las referencias de la moda eran las actrices de Hollywood, y llega un momento en que la moda quiere tener un protagonismo independientemente del cine. Y ahí empieza a desarrollarse la fotografía de moda, que es capaz de transmitir esa sencillez tan difícil de plasmar en muchas ocasiones, y que el alma de esa o ese modelo traspase el papel. Una buena fotografía de moda ha de atraparte sin que te des cuenta. Esa es la magia.

Tus inicios fueron en Paris y luego en Verin, en una zona rural de Galicia, para que la gente no se tuviera que ir a comprar fuera. ¿Cómo fue montar una empresa allí? ¿Cómo ves esa España en la actualidad?

Fue muy loco (se ríe), pero cuando uno empieza es normal. Yo creo que hace falta mucho por hacer. Necesitamos creernos lo que somos, porque hay grandes lugares. Y el camino que hacemos fuera en muchas ocasiones, debemos hacerlo también aquí. Y eso intenté hacer yo cuando empecé. En un entorno rural donde no había ninguna tradición industrial ni textil, crear una empresa de moda era ir a contracorriente en todos los sentidos. Me arriesgué, y conseguí que mucha gente que tenia que irse a trabajar fuera, se quedara, y que aprendieran un oficio. Esas personas lo dan todo, y el retorno es enorme. Es muy importante no olvidarnos de esa España, porque el valor que aportan es muy grande. Y a veces son más felices que alguien que tiene más.

Y de Valencia ¿qué opinas?

Pues que es maravillosa, y estoy encantado con la ciudad. Los de fuera tenemos mucha envidia de que viváis en uno de los mejores sitios del mundo para vivir (se ríe), y de todo lo que hacéis aquí. Me siento como en mi propia casa.

Por otro lado, la digitalización está cada vez más presente, ¿Cómo vives tu ese proceso de digitalización? ¿Qué opinas de la IA en la moda?

Yo creo que estamos un poco todos expectantes. La evolución digital en los últimos años ha sido tan grande, que lo que nos asusta de alguna forma es que a la Inteligencia Artificial no se le pongan limites, y termine yendo en contra de las personas. Yo soy un defensor de todos los avances tecnológicos, pero para que ayuden a las personas a hacer su trabajo más fácil, no para que las sustituyan. Al final, lo importante es que las personas aportan eso que las máquinas no pueden, que es ese factor humano y emocional.

¿Qué es para ti la moda? Defínela en una frase.

Una forma de entender la vida.

Como profesional del sector de la moda y su formación ¿Cómo la ves? ¿Cómo ve a las nuevas generaciones?

Yo soy un gran defensor de la formación y de enseñar no solo un conocimiento, sino actitud, valores y que disfruten con lo que hacen. Hoy en día hay un nivel de formación muy alto, y deben entender que el futuro es suyo, que deben coger el relevo y no tienen que conformarse. Debemos exigirles que nos sucedan, y nos mejoren.

¿Qué no debe faltar en el armario de una mujer o de un hombre?

Los hombres no podemos vivir sin una chaqueta, y en el armario de una mujer, un blazier y sobre todo un trench, ya que te la puedes poner en cualquier situación.

¿Podrías destacar alguna persona que pueda ser referente en moda?

Aunque no me gusta nombrar a nadie, porque hay mucha gente con estilo que podría caber en esta pregunta, podría destacar a la reina Leticia. No solo por su estilo, sino por todo lo que hace, ya que defiende mucho lo que hacemos todos.

Qué retos dirías que tiene el sector de la moda.

Tenemos que ser capaces de consolidar lo que hemos sido capaces de conseguir. Estamos mejor valorados internacionalmente y hemos de superar las dificultades que tenemos ahora postpandemia, crisis… Si lo conseguimos, nos convertiremos en un país referente en el mundo de la moda, en el sentido de aportar valor a las personas para que sean felices. Hay mucho talento joven, y muchas ganas de vivir que es la clave para todo lo demás.

 

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