Eva Libertad, Álvaro Cervantes y Miriam Garlo presentan ‘Sorda’

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Por Nerea Ariza

Los protagonistas (Álvaro Cervantes y Miriam Garlo) y la directora (Eva Libertad) de Sorda, el primer largometraje español protagonizado por una actriz sorda, se reunieron el pasado viernes en cines Kinépolis para contarnos detalles sobre su experiencia en esta emotiva historia. La película, que se estrena mañana, ha sido muy bien recibida tanto en el Festival Internacional de Berlín como en el Festival de Málaga, donde obtuvo la Biznaga de Oro.

¿Qué significa para vosotros este tipo de reconocimientos?

Eva Libertad: Lo primero es que no esperábamos este arranque, era imposible de prever. Como directora, el trabajo en la preproducción, el rodaje y la posproducción es tan intenso que la mente está completamente enfocada en el aquí y ahora. Cuando el proyecto avanza, intento centrarme en el momento y no pensar en lo que vendrá. Por eso, era muy difícil anticipar lo que pasaría, y aunque hubiéramos imaginado un buen recibimiento, esto ha superado todas las expectativas.

Lo más valioso es la repercusión que está teniendo la película y ojalá la visibilidad que le están dando estos reconocimientos sirva para que la gente vaya a las salas de cine y que, de algún modo, la película ayude a generar un cambio para la comunidad sorda, derribando barreras de accesibilidad y visibilizando los problemas a los que se enfrentan en una sociedad capacitista que muchas veces no se pone en su piel.

El cine español no ha tenido hasta ahora un largometraje protagonizado por una actriz sorda. Aunque la película se centra en mostrar los desafíos de la maternidad, el hecho de que la actriz principal sea sorda aporta un mensaje de inclusión. ¿Cómo crees que impactará en la sociedad? ¿Servirá para una mayor inclusión en el cine?

Miriam Garlo: Tengo muchas compañeras sordas que están intentando acceder a la industria del cine y el teatro. El hecho de que no se nos vea en pantalla no significa que no existamos. Estamos en un proceso de formación y profesionalización, porque no nos pasa nada, no estamos enfermas, simplemente no oímos. Hay muchas personas sordas que quieren ser actrices, el talento está ahí, pero es fundamental que quienes están detrás de las cámaras tengan la inteligencia, la sensibilidad y la justicia de darles la oportunidad. En lugar de contratar a actores oyentes para interpretar la sordera, el uso de una silla de ruedas o la ceguera, creemos que es más legítimo que sean las propias personas con esas condiciones quienes ocupen esos papeles. Esto no solo genera representación real en la pantalla, sino que también contribuye a construir una sociedad más inclusiva.

Sabemos que hubo un proceso de documentación con mujeres sordas antes del rodaje. ¿Hubo alguna historia que te impactara y que sirviera como inspiración?

Eva Libertad: Para el largometraje, prácticamente no me inspiré en la vida de Miriam, ya que ella no ha sido madre ni ha dado a luz. En cambio, obtuve muchísima información a través de los testimonios de mujeres sordas a las que entrevisté. Especialmente para la secuencia del parto, toda la escena está construida a partir de sus experiencias. De hecho, hubo relatos muy duros que decidí dejar fuera, porque no quería que la película estuviera marcada por un dramatismo excesivo y una oscuridad. Sin embargo, algunos testimonios me impactaron profundamente y sentí que debían estar presentes de alguna manera, porque abordaban aspectos en los que ni siquiera había pensado antes. Aunque tengo a Miriam muy cerca, ella no había vivido esa experiencia, por lo que estas voces fueron clave en la construcción de la historia.

El personaje de Ángela vive un proceso de maternidad en un mundo que no está diseñado para ella. ¿Cómo fue la preparación para este papel en términos emocionales? ¿Cuánto de tu vida influyó en tu interpretación?

Miriam Garlo: Lo único que compartimos Ángela y yo es la sordera. Conozco su realidad porque, como ella, cada día debo desenvolverme en un mundo oyente sin poder oír, pero más allá de eso, somos completamente distintas. No tomaría las decisiones que ella toma ni comparto su carácter. Incluso nuestra sordera es diferente: Ángela perdió la audición a los 2 años, lo que influye en su voz, su dicción y su forma de relacionarse. En mi caso, la perdí a los 7 años, cuando ya tenía incorporado el castellano, y aprendí la lengua de señas ahora a los 30. Nuestras experiencias de vida han sido muy diferentes, y es importante remarcarlo, porque muchas veces, por el hecho de tener una discapacidad, parece que no estuviera actuando. Pero no, soy actriz, interpreto un personaje, y es fundamental que eso se entienda.

La lengua de signos juega un papel clave en esta película. ¿Cómo fue el aprendizaje para este proyecto? ¿Estudiabas cada escena antes o aprendiste a comunicarte en lengua de signos?

Álvaro Cervantes: Un año antes del rodaje, me propuse aprender todo lo que pudiera sobre la lengua de signos y tuve la suerte de contar con excelentes profesores que me acompañaron en todo el proceso. Quería adquirir cierta fluidez para poder improvisar y comunicarme con naturalidad, así que estudié intensamente durante ese tiempo. Luego, ya trabajé de manera más específica en las secuencias y momentos concretos que requería la película.

Paralelamente, me fui introduciendo en la comunidad sorda, que me acogió muy bien. Gracias también al apoyo de mis profesores, la familia de los hermanos Díaz-Cardiel, quienes tienen una cooperativa de interpretación en lengua de signos. Ellos son CODAS, es decir, oyentes hijos de padres sordos, y a través de su experiencia propia, pude conocer más a fondo el mundo de la sordera. Además, trabajar con Miriam ha sido fundamental para entender la realidad de una persona sorda. Ha sido mi gran maestra, y su generosidad me ayudó enormemente a construir la relación de pareja que vemos en la película.

El rodaje debió de estar lleno de momentos intensos. ¿Qué escena os impactó más a nivel emocional?

Álvaro Cervantes: La escena que más me impresionó fue, sin duda, la del parto. Fue como subirse a una montaña rusa, porque el personal médico real actuó como si realmente estuviera asistiendo a un parto real, con la misma naturalidad y precisión que en su trabajo diario. Eso, sumado a ver a Miriam atravesando todo el proceso con tanta intensidad, hizo que la experiencia fuera impactante.

Álvaro, has sido galardonado con la Biznaga de Plata junto a tu compañero Mario Casas. ¿Cómo se siente este reconocimiento compartido?

Álvaro Cervantes: Fue realmente bonito, la verdad. Fue increíble ese palmarés, especialmente porque lo compartí con Mario, a quien conozco desde hace mucho, y es como jugar en casa. Además, mi hermana Ángela también obtuvo el premio de la Biznaga de Plata, ex aequo con Miriam Garlo, la protagonista de Sorda. Fue como si ambas familias se unieran. Fue una celebración muy especial. Y que Sorda también se llevara la Biznaga de Oro y el Premio del Público, además de los premios a Mejor Ópera Prima y el Feroz Puerta Oscura, hizo que fuera aún más significativo. Está pasando algo muy bonito: la película está conectando tanto con la crítica como con el público.

 

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