Cómo cuidarse en Navidad
La Navidad es una época muy especial: reencontrarnos con amigos y familiares reconforta el espíritu, pero… ¿y nuestro cuerpo? Es frecuente que durante estos días los hábitos saludables sean sustituidos por costumbres menos convenientes. No queremos que sientas que debes renunciar a la alegría y disfrute de estas fechas, de hecho, es necesario darse algún capricho, pero vamos a darte unas pautas para que los excesos pasen menor factura.
Nos decantamos por menús y recetas más elaborados, con salsas o ingredientes ricos en grasas y azúcares. Igualmente, son frecuentes los dulces y los postres, así como los aperitivos antes de comer que incluyen frituras o cócteles. Esto puede derivar en un aumento de los niveles de colesterol, de azúcar en sangre y del ácido úrico; subidas de la tensión arterial; mayor retención de líquidos; o ganancia de peso y grasa corporal. Asimismo, son frecuentes la gastroenteritis vírica o gripe estomacal, las gripes y resfriados, el estreñimiento o las hemorroides.
Pero no queremos amargarte, pues hay cosas que puedes hacer de forma sencilla para evitarlo.
Debes seguir una dieta variada y equilibrada, que incluya todos los grupos de alimentos y nutrientes necesarios.
Incluir abundantes frutas y verduras, reducir la presencia de grasas saturadas, presentes en carnes, embutidos y productos de pastelería, para optar por grasas vegetales como las que aportan el aceite de oliva y el pescado azul.
Garantizar el aporte de proteínas. La carne, el pescado, y los huevos, consumidos en las cantidades adecuadas, ayudan a fortalecer nuestro sistema inmunitario.
Incluir hidratos de carbono, ya que además de energía, aportan fibra y mejoran el tránsito intestinal.
Además, se deben realizar cinco comidas diarias, porque evita dejar pasar mucho tiempo entre comidas y previene que piquemos entre horas.
Los alimentos deben prepararse de manera saludable. La plancha, el vapor o el horno constituyen excelentes opciones.
No se debe abusar de las raciones y cantidades.
Debe beberse líquido abundante, sobre todo agua, ya que disminuye la ansiedad por la comida, hidrata el organismo y mejora el tránsito intestinal.
En Navidad podemos incorporar fácilmente el ejercicio a nuestras rutinas. Una buena opción puede ser salir a pasear con los familiares y amigos después comer.
Y por último y no menos importante, no abuses de la sal, no repitas postre y deja los dulces fuera de la vista entre las comidas.
Eso sí, no te mortifiques y no olvides lo primordial: disfrutar junto a los tuyos de unas fiestas inolvidables.