La música, la creatividad y el talento emergente se dieron cita en Valencia los días 6 y 7 de junio en una nueva edición del Festival de les Arts, y una vez más, ESIC University supo aprovechar la ocasión para dejar huella. Lo hizo no solo como patrocinador, sino como generador de experiencias memorables que conectan con las emociones, el estilo de vida y los intereses de las nuevas generaciones.
El marketing se lleva en la piel
Una de las acciones más comentadas —y compartidas— fue la sorprendente propuesta de tatuajes temporales diseñados especialmente para el festival. Bajo el concepto “Llevar el marketing tatuado en la piel”, cientos de asistentes se acercaron al espacio de ESIC para elegir entre calcamonías con diseños originales, frases con gancho o símbolos gráficos inspirados en el mundo de la creatividad y el marketing. La acción fue tan popular que los tatuajes se agotaron antes de finalizar el segundo día.
Lo que comenzó como un guiño estético terminó convirtiéndose en una poderosa herramienta de conexión emocional. Festivaleros convertidos en altavoces espontáneos de una marca que habla su mismo idioma, que entiende sus códigos y que, sobre todo, comparte sus pasiones.
Un lenguaje común con las nuevas generaciones
La acción formó parte de una estrategia más amplia que incluyó también una campaña en Spotify bajo el claim “Tu playlist favorita también es marketing” y la colaboración con el Concurso de Bandas Emergentes. Todo ello con un objetivo claro: estar presentes en los espacios culturales donde los jóvenes se expresan con libertad, donde descubren talento y donde el ocio se convierte en una oportunidad para construir vínculos genuinos.
Más que un patrocinio, una integración real
La presencia de ESIC en el Festival de les Arts fue una declaración de intenciones. La universidad no se limitó a mostrar su logo, sino que apostó por integrarse de forma auténtica en la experiencia global del festival. Lo hizo a través de acciones vivenciales, directas y visuales, capaces de emocionar y quedarse en la memoria.
Porque cuando una marca consigue emocionar, deja de ser una invitada para convertirse en parte del recuerdo. Y ESIC, una vez más, lo ha logrado.