Le Confident

Super tacañones

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Me acabo de sorprender a mi misma haciendo movimientos extraños, para apurar las últimas gotitas del brick de leche… hasta que el peque me ha dicho con cara de asombro: ‘mami, déjalo, ya no queda’. Le ha faltado añadir, asúmelo, de donde no hay no se puede sacar.

Como siempre, los niños te hacen recapacitar. He recordado entonces mi manera de rematar el Cola Cao. Para que no se desperdicie ni una motita del preciado polvo marrón, hago un pequeño trasvase de leche al bote, la muevo y la vuelvo a pasar al vaso, una vez ha cogido colorcito. Ahí repelando, por si quedaba un pelín en los bordes.

Me he dado cuenta que hago lo mismo con el aceite, agito la botella para que caigan las últimas tres gotas a la sartén, como si aquello fuera puro oro líquido. Como si exprimir hasta la extenuación el champú, la pasta de dientes, o incluso meter agua en la botella de gel, para conseguir una mísera espuma (que ni limpia ya ni na), nos fuera a sacar de pobres. Luego nos gastamos el dinero en las mayores paridas. Pero eh!!! hemos ahorrado tres gotas de jabón. Y no vayáis de dignos, que eso lo hacemos todos. Vamos, que tenemos ramalazos super tacañones.

¿O es que aquí nadie se mete en el bolso los paquetitos de ketchup del Mc Donald y los almacena en la nevera? Que para eso nos los dan.

Puede que sean reminiscencias de nuestra época de cazadores-recolectores. Puede que por eso guardemos cantidades ingentes de pan duro en el cajón, por si hay que rallar… Punto número 1: en ese caso con un trocito habría más que suficiente. Punto número 2: en el super venden paquetitos a muy buen precio, ya ralladito y todo. De hecho solemos tener en la despensa. Pero oye, aún así, por si. Que nunca se sabe.

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