El joven aficionado a la meteorología, Jorge Rey, que saltó a la fama por predecir la Filomena, asegura ahora que vamos vivir “el invierno más frío del siglo XXI”, basándose en los fenómenos que se están produciendo en zonas como Moscú o en Siberia, donde se padecen temperaturas de hasta 40-50 grados bajo cero. Si Rey acierta de nuevo, muchas edificaciones se verán afectadas por problemas de humedades, por los contrastes térmicos entre exterior e interior.
Lamentablemente, las humedades crónicas que se presentan son un problema grave tanto para la estructura de los edificios como para la salud de sus habitantes. Si no se abordan adecuadamente, estas humedades pueden volverse prácticamente irreversibles.
Durante las bajas temperaturas, se produce un contraste térmico significativo entre el exterior frío y el interior cálido de los edificios. Este fenómeno se ve agravado por una ventilación deficiente o inexistente. Como resultado, se produce la condensación, que ocurre cuando el nivel de vapor de agua en el ambiente es excesivo. Los signos de condensación incluyen gotas de agua en ventanas y espejos, así como la aparición de hongos y mohos en los marcos de las ventanas o en las esquinas.
Más vale que el frío de verdad nos pille prevenidos. Si tiene alguna señal de alarma de humedades en casa, contacte con un equipo profesional para que ponga remedio antes de que la situación se agrave y sea mucho más costosa. Más vale prevenir que curar.
