¿Aceptarías a una persona con esquizofrenia como vecina?

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¿Qué pasaría si en tu comunidad de vecinos se votara si aceptar o no a una persona con esquizofrenia como nueva inquilina? Esa es la premisa de Votemos, que se estrena el 12 de junio, una película que incomoda, remueve y, al mismo tiempo, entretiene. Tras ganar el Goya en 2021 con el cortometraje original, el director Santiago Requejo convierte esta potente historia —basada en un caso real— en un largometraje coral que se desarrolla en tiempo real y en un único espacio.

Una propuesta cinematográfica poco habitual, que confronta a los personajes (y al espectador) con sus propios prejuicios y contradicciones. Hablamos con el director y con dos de sus protagonistas, Clara Lago y Raúl Fernández de Pablo, sobre cómo ha sido el rodaje de esta intensa y atípica película, qué retos les planteó como intérpretes y cómo afrontaron un tema tan delicado como la salud mental desde la honestidad, el humor y la emoción. Porque, como dicen ellos mismos, Votemos no pretende juzgar, sino poner el espejo delante. Y lo que se ve, a veces, no es fácil de digerir.

De esta historia se ha hecho una obra de teatro y un cortometraje que se llevó varios premios, incluido el Goya a Mejor Cortometraje de Ficción en 2021 ¿Cómo surge esta historia, y por qué se convierte en largometraje?

Santiago: Esta historia surge porque de un hecho real que me cuentan, en la que una mujer con esquizofrenia paranoide, con una vida normal, había dado la señal de un pico para alquilar, pero en el momento de la mudanza el propietario se echa atrás porque un vecino se niega a que viva en ese edificio y empieza a meter cizaña. Así que empiezo a plantearme mis propios prejuicios y decido crear un cortometraje que lo que hacía era lanzar una pregunta y plantear el conflicto, pero no concluía nada. Tuvo mucho éxito, recibió muchos premios y lo vio mucha gente, que te preguntaban como terminaba. Y ahí surgió la idea de hacer la película.

¿Cómo ha sido el rodaje en una película coral tan intensa emocionalmente, dónde se generan momentos de mucha tensión?

Raúl: Para mí ha sido un rodaje exigente e intenso, pero también muy divertido. Quizá por lo inusual del propio planteamiento de rodaje. Se ha rodado de manera cronológica, que no es lo habitual. Además, con el equipo hemos formado mucha “piña”.

Clara: Y porque rodar con Gonzalo de Castro es… yo había momentos que prefería no mirarle, porque era incapaz de sostener la escena de la risa.

¿Y cómo ha sido la preparación de vuestros personajes?

Clara: En este caso no hubo tantos ensayos previos quizá, pero es verdad que luego Santiago planteó una manera de rodar, que como hemos dicho, es muy inusual, y teníamos gran parte del día para ir planteando las escenas entre todos.

Santiago: Si, de 8 horas aproximadamente que rodamos al día, 5 eran sin cámaras, y ensayando todo el equipo. Ellos iban levantando el texto, y el equipo técnico observábamos cómo miraban, cómo se movían, que gestos hacían… Y así podíamos ver cómo retratar un poco todo ese baile. Porque la película es más de lo que los personajes dicen. Es lo que piensan, lo que sienten… La distribución del espacio tenía que ser orgánica, y creábamos entre todos. Y nos encontrábamos con atributos y gestos que no estaban en guion.

Santiago: la película es más de lo que los personajes dicen. 

¿Qué es lo que os ha resultado más complicado del rodaje?

Santiago: El reto principal fue, yo creo, en una película coral, evitar ese efecto “teatral”. Por eso se ha utilizado un lenguaje cinematográfico, considerando mucho esos gestos, esa forma de moverse, y esa mirada de los personajes, en la que importa mucho más, casi, lo que no dicen, mientras estamos en medio de la acción.

Clara: Precisamente por eso la dificultad era cómo hacer esto dinámico, con los movimientos y los gestos también. Y encontrar, dentro de los pocos elementos que había y de capacidad de movimiento, que hacer que fuera dinámico, pero también orgánico. Además, en el guion sabías que, si tu personaje iba a tener una bronca con otro, te vas moviendo de forma que te vas alejando de él, por ejemplo, para luego ir encarándote.

¿Qué fue lo que más os llamó la atención de vuestros personajes?

Raúl: A mí, sin duda, el arco de transformación. La evolución que sufre Alberto, mi personaje. Tanto en su línea de pensamiento como en su estado de ánimo. Y que es un tipo corriente.

Raúl: Lo que más me llamó la atención fue la evolución de mi personaje

Clara: Si, a mí lo que me llamó la atención cuando leí el guion, más allá del personaje de Nuria, que también, fue la historia en si, y este planteamiento: una película que sucede en tiempo real, en un espacio único, con siete personas hablando, una carga de intensidad muy fuerte, y bueno, los temas que se sacan. A mí que, parece mentira, pero me cuesta mucho leer guiones, me lo leí muy fácil y me enganchó. Y entonces pensé que ahí había algo potente. Y en cuanto al personaje de Nuria, que podría ser tu vecina, tiene una sensibilidad por el tema en concreto que se trata en la película de la salud mental, y eso era muy interesante de abordar como actriz.

Clara: Parece mentira, pero me cuesta mucho leer guiones.

Hablemos de salud mental, que es el tema principal de Votemos. Cada vez se visibiliza más. Pero sigue habiendo muchos prejuicios, como se plantea en la película. ¿Qué opináis? ¿Creéis que la gente se puede sentir identificada con los personajes, por muy mal que te puedan caer?

Clara: Yo creo que sí. Otra cosa es que se atrevan a decirlo en voz alta. Y creo que hasta cierto punto es natural. El debate sería este precisamente. Que alguien piense: “Me he dado cuenta al ver la peli que resueno bastante con este personaje que, a priori, es muy negativo hacía la idea de que una persona con un problema de salud mental venga a vivir a mi edificio” Y es una función que creo que cumple Votemos, más allá de que te ríes, y te lo pasas bien. Pero hace un buen reflejo de la sociedad, y al mismo tiempo arroja luz sobre un tema que tiene mucho prejuicio y estigma, sobre todo, por el gran desconocimiento que hay.

Y además es una película muy real por lo que decíamos. Porque de un tema, en cualquier reunión del tipo que sea, se sacan otros, que pueden resultar polémicos, y ya se lía la cosa.

Clara: Si, y por eso a mí me parece muy valiente esta película. Porque con lo políticamente correcto ahora es más difícil generar debate. Porque al mostrar personajes tan dispares, puede hacer un reflejo a nivel más profundo de la sociedad. Y si ese debate se da de manera honesta, sin faltar al respeto, por supuesto, creo que ahí pueden salir cosas muy bonitas para la gente. De poder hacer un viaje real, y reconocer “en realidad, yo opino un poco como ese señor”, y confesar que te has dado cuenta de cosas.

Clara Lago: A mi esta película me parece muy valiente

Santiago: Efectivamente yo creo que la película te plantea que, como dice Clara, una cosa es lo políticamente correcto, es decir cuando lo pensamos todo el mundo afirmaría que no le importaría que una persona con una esquizofrenia paranoide viviera en su edificio porque todo el mundo tiene derecho. Pero cuando tu voto cuenta, nadie te está viendo y depende de ti, igual no eres tan coherente. Así que puedes salir del cine pensando que los personajes están verbalizando cosas que tú en el fondo sientes. Y no pasa nada por tener prejuicios, porque no tenemos un conocimiento exhaustivo de todas las cosas, y todos los tenemos. Otra cosa es que ellos condicionen mi conducta hasta el punto de rechazar, excluir, vulnerar o violentar al de enfrente. Eso no podemos consentirlo. Porque si el que tiene un problema de salud mental es nuestro hijo, ya pedimos misericordia. Y por eso Votemos es un poco incómoda.

Ya puedes ver el trailer aquí

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