El State Farm Stadium, estadio de los Arizona Cardinals, acogió el partido entre los Kansas City Chiefs y los Philadelphia Eagles, con un resultado de 38-35. Este acontecimiento es uno de los más esperados por los amantes del fútbol, pero el pasado domingo todos los focos estuvieron puestos en Rihanna. La estrella mundial del pop regresó a los escenarios tras siete años sin actuar y fue la encargada de entretener al público en el emblemático espectáculo del medio tiempo. Las redes han estallado tras su actuación, que no ha dejado indiferente a nadie.
Rihanna apareció enfundada en un corsé de cuero rojo y un mono ‘segunda piel’. Este traje ya es un símbolo, no solo por su diseño impecable de la mano de Loewe, sino porque con él la cantante anunciaba sobre el escenario el embarazo de su segundo hijo. Ya cuando apareció en público, embarazada de su primogénito, comprobamos cómo huía de los clásicos conjuntos ‘premamá’: esta vez no iba a ser diferente. De esta forma, Rihanna ha vuelto a revolucionar la industria de la moda, arriesgándose y apostando todo al rojo.
Su mirada fija del principio mirando a cámara nos dejó claro que Rihanna había vuelto dispuesta a brillar y ni mucho menos defraudó. La artista barbadense interpretó con su vozarrón indiscutible sus canciones más escuchadas como We found love, Umbrella o Diamonds. No contó con ningún otro artista invitado ni ofreció ningún cambio de vestuario, pero el público enloqueció de todas formas estallando en aplausos y clamores tras cada intervención de la cantante.
Durante los 13 minutos que duró su espectáculo, caminó con pasos lentos pero decididos sobre un escenario móvil, subida a una plataforma flotante que la llevaba a lo más alto mientras cantaba sus éxitos. Una reaparición que volvió a consagrar a Rihanna como la reina de las Super Bowls.
