Mi nena me ha preguntado si me cuesta tomar decisiones. Primero, hace unas preguntas con 10 años que me deja muerta. Lo siguiente que me ha preguntado es si admiro a alguien… Y la respuesta me para otro post. Segundo, no he sabido qué contestarle. Vamos que estoy indecisa respecto a si soy indecisa. ¿Puede ser ese el colmo de la indecisión? ¿O no? Pues puede que sí, o puede que no, mira me estoy riendo yo sola mientras escribo…
Pues os va a sorprender, pero creo que las personas indecisas en sí, no existen. Solo tenemos momentos de indecisión, (algunos más que otros) porque a veces es difícil escoger entre según qué.
Por ejemplo en mi caso para lo importante no suelo dudar. Las decisiones trascendentales de la vida (casarse, hijos, trabajo…) y qué llevarme a la butxaca en las rebajas, lo suelo tener claro cristalino y elijo rápido.
Pero me pones delante de un mostrador de cualquier horno y me puedo pasar una hora deliberando si merendar dulce o salado. Al final suelo comprar una pieza de cada y comerme las dos, o la mitad de cada. Y lo mismo con los donuts. Nunca, jamás, podré escoger, así sin drama, entre el blanco y el negro. Me toca comprar un paquete de cada y comerme uno y uno. Por cierto, es una reivindicación que tenía olvidada, pero retomo desde aquí: ¿Para cuándo un paquete de Donuts interracial? Un blanco y negro donutil, no es tal difícil.
Y hasta aquí mi decisiva aportación de hoy, que ha comenzado con una profunda pregunta de una niña de 10 años y termina con una absurda cuestión sobre bollería de una señora de 40.