El Teatro Talía acoge desde hoy y hasta el 8 de diciembre Una madre de película, el nuevo monólogo teatral protagonizado por Toni Acosta y escrito y dirigido por Juan Carlos Rubio. Una pieza cargada de humor, ternura y un retrato generacional que dialoga con la maternidad desde una perspectiva actual, íntima y profundamente humana. Ambos han presentado la obra en rueda de prensa, compartiendo un proceso creativo que nació del deseo de contar “un momento vital que viven muchísimas familias: el instante en que los hijos se van de casa y los cuidados dejan de estar en nuestras manos”, explicaba Acosta.
El origen de la obra: una llamada y una confesión
La actriz relató que la obra nació de una inquietud personal: explorar en clave de humor esa etapa en la que las madres dejan de tener bajo control los horarios, hábitos y movimientos de sus hijos adolescentes o jóvenes adultos. “Me apetecía muchísimo hablar de esto desde un enfoque muy actual, desde esa mujer que trabaja, que tiene vida social, pero que se enfrenta a un vacío inesperado”, explicó. Acosta contactó entonces con Juan Carlos Rubio, uno de los dramaturgos y directores más prolíficos del panorama teatral español. “Yo lo dejo todo cuando me llama Toni”, confesó Rubio entre risas.
El dramaturgo reconoció que el proyecto le sedujo por dos motivos: la actriz —con quien ya ha trabajado en Anfitrión y El sonido oculto— y la temática. Aunque él no es padre, afirmó sentirse interpelado desde el lugar del hijo que un día se marchó de casa. “Es un buen momento para mirar hacia atrás y recordar cómo me fui yo y qué pudieron sentir mis padres”, señaló.
El proceso de documentación fue profundamente personal. Acosta abrió las puertas de su casa y hasta la habitación de su hijo, compartió diarios de embarazo y vivencias íntimas que Rubio convirtió en materia teatral. A ello se sumó que la actriz se encontraba escribiendo su novela Un caracol en el armario, cuyos capítulos también inspiraron el texto. “Fue muy generosa”, subrayó el director.
Un monólogo en movimiento: precisión, ritmo y emoción
Aunque Rubio escribió una primera versión del libreto, el texto evolucionó significativamente durante los ensayos. “El primer día le cambié un 50%. Como director tenía que corregir al autor”, bromeó. Ambos coinciden en que el proceso fue intenso y precioso. “Lo que tenemos ahora es una joyita, un reloj suizo. Todo está milimetrado”, añadió Acosta.
Y es que, aunque se trate de un monólogo, la actriz interpreta distintas voces y personajes que aparecen en la memoria de Eva María, la protagonista. “Alguien me dijo que no es un monólogo, que es una obra de teatro en sí misma, porque vas pasando por los personajes”, explicó Acosta, quien recrea las voces del hijo, la novia del hijo, exmarido e incluso frases de su propia madre.
Rubio enfatizó el virtuosismo actoral que exige la pieza: precisión en luz, marca escénica, sonido y ritmo. “El viaje que hace Toni en escena es complejo y maravilloso. Es un monólogo cómico, pero con momentos de ternura, de dolor y de reflexión. Ella consigue que la sonrisa del público se congele y vuelva de inmediato al humor”, destacó el director.

Una historia en tiempo real
La obra transcurre en tiempo real. Eva María, que intenta acostumbrarse a vivir sin su hijo, recibe una llamada desde Boston, donde el joven estudia. Él le pide un documento guardado en una caja metálica con clave y le insiste en que no rebusque dentro. Ese simple gesto, aparentemente inocente, activa la tentación, la curiosidad y un viaje emocional lleno de contradicciones, risas y desvelos nocturnos.
“Llevo casi un año con esta función y no me canso. En cada pase descubro algo nuevo”, confesó Acosta, quien reivindica que en la repetición existe un arte similar al de un deportista o una yogui. “Dentro de lo marcado, encuentras matices cada día”.
Un público intergeneracional y un homenaje a las madres
Una madre de película se ha convertido en un fenómeno que reúne a madres, hijos, abuelas y adolescentes en una misma sala. “Los hijos miran a sus madres como diciendo: es que tú eres así”, contó Acosta entre risas. Las madres, por su parte, reniegan: “Yo no soy esa”. Pero todas encuentran un reflejo.
La obra también rinde homenaje a la generación de las madres de ambas familias. Rubio explicó que el personaje de la madre se llama Dolores, como la suya, simbolizando a esas mujeres que vivieron un cambio histórico radical. “Es una generación que ha tenido que adaptarse a todo. Ninguna otra ha vivido un cambio tan salvaje”, afirmó. Acosta añadió que su propia madre, que acaba de cumplir 80 años, “está más joven que nunca”, y celebró esa capacidad de reinvención.

El primer gran monólogo teatral de Acosta
Aunque ha hecho galas, Club de la Comedia o formatos televisivos, este es su primer monólogo teatral con dramaturgia completa. “Es un regalo. Toda la responsabilidad cae sobre ti, pero también todo el gozo. Es un viaje emocional de principio a fin que le entrego al público”, señaló.
Rubio concluyó la rueda de prensa con una frase que levantó sonrisas: “Muchas gracias a todos y viva la madre que nos parió”. Un lema que, sin duda, encierra el espíritu de esta obra que convierte lo cotidiano en cine, y la maternidad en una aventura digna de pantalla grande.
















