En la plaza Alfredo Candel, junto al jardín, se alza un gigante en que los edificios de ocho plantas que le envuelven no le hacen del todo sombra. En la prensa se destaca que su valor sobrepasa los 200 mil euros, pero sin duda todavía es más alto si consideramos su fortaleza y valentía por su supervivencia y grandiosidad a pesar de un entorno tan hostil, de elevada contaminación y muy urbanizado (hace poco construyeron un aparcamiento que dejó muy tocado este ejemplar por la dejadez ante las obras de alrededor).
Se trata de una Araucaria auracana de más de 20 metros cuya ubicación en esta zona se debe a que originariamente pertenecía al jardín de una pequeña casa que presidía la plaza. Actualmente se encuentra en un estado muy deteriorado, aunque nunca haya sido muy frondosa, pero resiste, en buenas condiciones puede durar cientos de años. De origen sudamericano, pertenece al género de coníferas y de hoja perenne, un árbol muy utilizado como ornamental.
Está claro que este ser vivo desea vivir, ¿se lo permitiremos?
