Con un inminente San San Festival acechando el panorama musical y de ocio valenciano, hace unos días pudimos hablar con Lisardo del grupo catalán Dorian sobre su trayectoria, sus éxitos y anécdotas además de confesarse ante el micrófono sobre su vuelta al escenario de Benicàssim.
El San San Festival aterriza este fin de semana cargada de grupos musicales y de asistentes que podrán moverse con libertad por el interior del recinto, bailar sin limitación y consumir bebidas o alimentos en cualquier punto del espacio.
Desde su primer álbum, Diez años y un día, el sonido de Dorian ha evolucionado. En cada disco reservan un espacio para la ambición de hacer algo diferente, para abrir horizontes. “No es como una crítica, pero hay grupos que tienen muy claro lo que son, lo que quieren, y no cambian de ahí. Y está bien, por ejemplo, Los Ramones, y está bien que haya grupos así”, cuenta. Pero, en el caso de Dorian, no es así, necesitan proponer cosas nuevas en cada creación. Sus inicios fueron de carácter más electrónico. Después llegó “La ciudad subterránea”, un disco que consolidó a la banda.
Dos años después de empezar en la música, se vieron compartiendo escenario con grupos de música como el grupo de rock Placebo. Aunque en ese momento Lisandro no pertenecía todavía a Dorian, nos cuenta que cuando empiezas en la música, tienes metas y sueños propios, pero que no sabes hasta dónde puede llegar la cosa. Y cuando te encuentras con ellas, es como ir cumpliendo pequeños y grandes sueños. “Nunca dejas de vivirlo con entusiasmo, pero es una manera de ir logrando pasos… Es un “¿cómo hemos llegado hasta aquí?”, dice Lisandro. Para ellos, el ver en un festival a miles de personas cantando su canción “Tormenta de arena”, les hace preguntarse cómo es posible, no deja de sorprenderles. Algo que reconocen que les mantiene ahí, no pierden esa emoción.
Una anécdota recurrente es el primer Benicàssim de la banda. Como grupo, afirma que han ido evolucionando y aprendiendo mientras ha hecho su carrera. Lo que comenzó de manera muy precaria, sabiendo muy poco, el grupo ha ido haciéndose profesional con los años. En aquel primer Benicàssim, fue un escenario grande, y cuenta la anécdota que de repente verse en sus inicios tocando en ese escenario, fue algo apoteósico. “Fue una sensación de vértigo, de que le quedaba grande al grupo”, relata Lisandro.
En lo que respecta a las actuaciones en diferentes países, perciben y no diferencias en el público. Actual y musicalmente, España se está abriendo más a producciones musicales latinoamericanas, cosa que antes no era tan así. Defiende que hay algo más de afinidad de la que se cree entre el público español y el latinoamericano. “Cada uno tiene su peculiaridad, en Latinoamérica la gente grita mucho, cosa que en España sucede menos. Pero, son cosas mínimas”. Son diferentes, por ejemplo, el anglosajón. Cada ciudad, más que cada país, tiene sus peculiaridades. Respecto a Valencia, “Es región Dorian a muerte”, dice. Siempre ha acogido muy bien a la banda, y ha comprendido sus mensajes. Es un público muy entregado. Barcelona sería un poco más afrancesado, son matices, pero más bien por ciudades.