LORI MEYERS

Lori Meyers: “Sin nuestras otras canciones, ‘Emborracharme’ no existiría”

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Hoy en día, mantener un grupo de música 20 años es toda una hazaña y, por qué no decirlo, un lujo. Socios que son amigos, o amigos que son socios. Porque llega un momento en que esa fina línea ya es invisible. A Alfredo, Alejandro y Noni, los “Lori Meyers” les gusta jugar, tanto en el escenario como en el estudio, donde sienten que aprenden mucho. Fruto de ese juego, de esa experimentación, surgen todos sus discos, y ninguno suena igual. Se han reinventado y nos solo han salido a flote y bien parados, sino que han consolidado un proyecto muy deseado para ser reconocidos como uno de los grupos más potentes de la escena musical, que tendremos la suerte de ver este mes de octubre en el próximo festival valenciano: Love to Rock.

Bueno, Noni, el próximo 13 de octubre venís a Valencia a Love to Rock, otra vez por Valencia ¿os tratamos bien?

Pues si no paramos de ir, imagínate (se ríe). Bueno, imagino que tiene que ver también con que hay una alta concentración de festivales en la zona de Levante. Pero siempre nos ha gustado tocar allí, le tenemos mucho cariño. Este concierto es un poco la despedida en la Comunidad Valenciana. Como hacemos una en el Wizink y otra en Razzmatazz, pues también queríamos hacer una en Valencia.

También es una zona en la que surgen muchos grupos ¿no? ¿Hay buena cantera de grupos indies en la Comunidad Valenciana o en Murcia?

Claro, yo creo que puede ser un poco por lo mismo. Al haber tantos eventos y festivales que apuestan por el género, surgen más grupos. Suelen ser gente joven que ha visto a sus grupos favoritos encima de un escenario y ellos también quieren vivirlo.

“NUESTRA INTENCIÓN SIEMPRE HA SIDO MANTENER NUESTRA ESENCIA PERO PROBANDO COSAS NUEVAS”

¿Qué opináis de ese boom de los festivales estos últimos años?

Si, si. A ver, para nosotros es perfecto, porque implica que hay trabajo, no solo para los músicos, sino para los técnicos, gente del audiovisual para todas las personas que participan en un festival. Además, son una apuesta segura para todo el mundo, incluidas marcas, la gente va a pasárselo bien, y salvo alguna excepción, suele haber muy buen rollo. Pero está claro que con esta proliferación de festivales, quizá las salas se quedan atrás. Y habría que llegar a un equilibrio. Tanto entre salas y festivales como entre festivales. No durarán todos para siempre. Al final se consolidará el que trate bien al público, tenga buenos servicios y cuide el cartel de artistas.

¿Cuál es el secreto para estar de cabeza de cartel en los principales festivales del país?

Ahora si. Pero también hubo un pasado. Si miras los conciertos de Lori Meyers de 2006 nuestro nombre va creciendo en tamaño (se ríe). Coincide, más o menos, en el tiempo cuando los festivales más internacionales perdieron un poco ese público extranjero, y empezaron a tirar del público español, y es cuando nosotros fuimos escalando. El secreto no lo sé, pero al final tenemos a nuestro público en una burbuja y nos esforzamos para que se lo pase bien y desconecte.

“CUANDO DEJAMOS DE TENER CANCIONES, PARAMOS”

¿Y cómo ha evolucionado la banda desde vuestros inicios y en qué momento os encontráis ahora?

Pues cuando grabamos Un viaje de estudios, tomamos la decisión de no hacer siempre lo mismo. Yo no quería grabar un disco que sonara igual, tenía ganas de hacer otras cosas. Por ponerte un ejemplo, a mí me encantaban Teenage Fanclub pero siempre sonaban igual. El concepto de Radiohead, del que tampoco me considero muy fan, me gusta más. Hostal Pimodán era diferente, con canciones muy sementeras, con influencia de los Zombis, los Beach boys, Beattles y luego con Cronolánea, de repente, nos dio por más rock, más americano. Con Cuando el destino nos alcance empecé a comprarme sintetizadores, me dieron ganas de componer, y también fue distinto. Al final, nuestra intención siempre ha sido mantener nuestra esencia pero probando cosas nuevas, sobre todo en el estudio, donde se aprende mucho.

Con todas esas influencias en estos 20 años, ahora ¿aún las tenéis? ¿Cómo os inspiráis?

Si, aunque es verdad que a Lori Meyers ya se le reconoce desde los primeros acordes, y ya mi voz, que es una carraca (se ríe), sino la reconoces. Bromas aparte, creo que ya tenemos esa personalidad, pero claro que seguimos teniendo referencias que utilizamos de otros grupos que nos gustan. Por ejemplo, el último disco lo hemos hecho con James Bagshaw, de Temples, que es un grupo que son más jóvenes que nosotros y nos han rejuvenecido en sonido. Así que yo creo que eso es fundamental.

“LA BASE ESTÁ EN ENTENDERNOS, RESPETARNOS, SABER DONDE ESTÁN NUESTROS LÍMITES, Y TENER UNOS ROLES BASTANTE DEFINIDOS QUE SON FUNDAMENTALES”

Muchas bandas tienen como un tema que pasará a la historia, que no pueden dejar de tocar en ningún concierto ¿Cuál es el vuestro y por qué?

Emborracharme. Hay muchos, pero este es imprescindible. Ha traspasado a nuestro público, y lo bailan y cantan en sitios que yo me he quedado flipando, como en el Campo de Fútbol del Granada. Aunque para mi todas son indispensables, porque sin las otras 300 canciones, Emborracharme no existiría.

¿Cuál es el sitio más increíble donde habéis tocado?

Muchos. Últimamente estamos tocando en sitios increíbles, como en el Teatro de Málaga, que es impresionante, o en los Jardines del Generalife, en nuestra tierra que, aunque no se vea la Alhambra, estás allí, y como que hay temas que adquieren allí un tono especial. Por supuesto, hay festivales en los que llevamos muchas ediciones, y para nosotros son como familia. Y para mi es muy especial cuando tocamos en Latinoamérica. Te despeja la mente, vas más ligero y te hace ser más creativo. Al final nosotros somos latinos, y como nos hemos europeizado, allí te sale el latino que llevamos dentro. Hay mucha vida en la calle, las ciudades laten todo el día, y hace que despierte nuestro lado latino. Y quiero seguir descubriéndola y tocar en cuantos más rincones mejor.

Muchos grupos de música terminan separándose ¿Qué hace que vosotros sigáis creando juntos?

Conocernos. Somos socios, pero también amigos. Llevamos 20 años juntos. Creo que no hemos estado con nadie tanto tiempo (se ríe) La base está en entendernos, respetarnos, saber dónde están nuestros límites, y tener unos roles bastante definidos que son funda[1]mentales. Somos un grupo muy familiar y eso facilita mucho las cosas. Nos lo pasamos muy bien, y al final echamos de menos lo más duro, que son las giras. En un tiempo dónde puedes ver un concierto por Internet (cosa que además aceleró la pandemia), en el que se sacan muchos temas cada minuto, y han de ser superados continuamente.

¿Cómo os enfrentáis a esta realidad? ¿A que todo vaya tan rápido?

Yo tengo amigos en discográficas que están agobiados por esto, y saturados de tanto lanzamiento individual. Pero es la época que estamos viviendo. Y al final, nosotros también hemos sacado un adelanto y es posible que saquemos otro. Porque quizá el concepto del disco tampoco está armado, pero vamos que yo soy muy defensor del disco completo, pero tampoco me quiero negar a sacar una canción que tenga lista porque he colaborado con alguien.

Redes sociales ¿suerte o desgracia?

Yo creo que bien llevadas son buenas. Nosotros, como Lori Meyers, nuestra Community Manager, que también es nuestra fotógrafa, viaja con nosotros, porque es la única forma de sacar el contenido que a nosotros nos interesa. Y gracias a esa decisión, hemos crecido mucho en redes, porque nos dirigimos exactamente a nuestro target de público.

¿Cómo definirías a vuestro público?

Pues en general, es mayor, como de nuestra edad, y que le gusta este tipo de música y los festivales, pero en algún concierto, gratuito eso sí, nos hemos encontrado con un público muy joven, y hemos alucinado.

En vuestro proceso creativo ¿qué es lo más difícil?

Las letras. Yo soy de componer. Primero la música, luego la letra. 15% de lo que me pasa, 30% de lo que me cuentan, y el resto me lo invento (se ríe). Intento que la música me diga algo, cada instrumento me evoca algo triste, algo alegre. Tenéis festivales hasta noviembre y termináis por todo lo alto en el Wizink de Madrid el 30 de diciembre.

¿Y luego qué?

Pues vamos al Vive Latino de México, y luego imagino que nos r[1]uniremos para decidir cosas del nuevo disco. Cuando dejamos de tener canciones paramos hasta que salga algo, en este caso ya tenemos cosillas, así que lo prepararemos.

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