Resuena una risa ahogada en los recuerdos de aquellas noches de El Club de la Comedia. Un ligero aplauso acompañado de cierto bienestar. Una figura, por entonces menos reconocida que ahora, abandona ese escenario con gritos de júbilo. Y en la cabeza de algunos surge una pregunta ¿Cómo lo hacen?
Y es que lo de Ana Morgade es como de otro planeta. Su ingenio va más allá de su trabajo. Responde cada una de las preguntas con ese tono jocoso que la caracteriza. Ese “voy a divertirme” que marca ahora su día a día. Ironiza con humor sobre la vida y, aunque a veces ha tenido ese “síndrome del impostor”, se considera muy afortunada de poder hacerlo, alegando que de momento tiene ideas para llenar esas páginas en blanco que a veces tememos.
Los platós de televisión y los micros son su hábitat natural, y la risa su compañera más fiel, herramienta indispensable para llenarnos de carcajadas.
Incansable y atrevida, se enfrenta a cada reto que le plantee la vida.
Enamorada de Valencia y su gente, vamos a poder ver un regalo para los sentidos en Porvenir, una obra de teatro de la compañía Impromadrid, con quien comenzó su andadura. (del 20 al 23 de octubre en la Sala Russafa)
Ana, vienes de nuevo a Valencia con la obra de teatro Porvenir en un registro que nos tienes menos acostumbrados ¿no?
En la medida de lo posible, intento no acostumbrar al público a nada. Renuevo los proyectos y los espectáculos muy a menudo porque me fascina meterme en líos.
Vienes con la compañía Impromadrid con quien llevas haciendo proyectos casi desde tus inicios. ¿Qué podrías destacar de su trabajo?
Impromadrid, además de muy amigos, son una compañía solidísima de improvisación. En este caso hemos decidido transformar la investigación improvisada en texto para hablar un poco de las complicaciones de la mítica bisagra entre SOY JOVEN y ME HAN CEDIDO EL ASIENTO EN EL AUTOBÚS?!?
Claro, porque además habla de ese momento en el que te planteas toda tu vida cuando se supone que llegas a la “madurez”. ¿Crees que estamos viviendo una crisis existencial, sobre todo a partir de determinada edad?
Creo firmemente en las crisis existenciales, no me fío nada de la gente que lleva toda la vida pensando lo mismo y actuando del mismo modo. Cambiar y dudar al respecto tiene que ver con hacer bien las cosas, aunque a veces falta perspectiva y sientes que estás haciendo el pazguato (se ríe)
Estarás tres días en Valencia ¿Qué destacarías de la ciudad, del público, y que harás cuando no estés actuando?
¡Me encanta Valencia! Estrené allí (en el espacio Rambleta) mi primer unipersonal, y además tengo amigos fantásticos que viven por allí. Todo el tiempo que no esté sobre las tablas voy a hacer lo que más me gusta: dejarme llevar y no pasar mucho por casa. (se ríe)
¿Prefieres ceñirte a un guión o improvisar?
Cada cosa tiene su qué. En este show nos ceñimos al texto, pero siendo todo el elenco improvisadores profesionales, nos adaptamos a lo que tenga que venir. Hace unos meses tuvimos un incidente con un hombre mayor que se nos durmió, y su mujer pensó que le había dado un siroco, así que encendimos luces, aclaramos el entuerto, comprobamos que todo el mundo estaba fetén y se retomó entre aplausos. No nos despeinamos si se nos tuerce el carro por lo que sea.
¿Notas que el público está más irascible con según que temas que hace unos años?
Yo particularmente no noto esto, más bien lo contrario. Tras la pandemia veo al público mucho más entregado y agradecido. Tengo la sensación de que aún flota un alivio de estos tiempos raros que nos han recordado lo lindo que es vernos y hacer cosas juntos.
¿Televisión, radio, cine o teatro? ¿Qué te hace sentir más completa?
Absolutamente todo! Y lo que venga. (se ríe)
Estuviste más de dos años trabajando con Buenafuente, uno de los cómicos más destacados de nuestro país. ¿Qué aprendiste de él?
Aprendí muchísimo sobre humor y sobre televisión. Me encantaba tener el privilegio de contar con el texto original y ver en directo cómo lo ejecutaba. Es un maestro que admiro mucho.
Habíamos visto en numerosas ocasiones formatos parecidos a Zapeando. ¿Qué crees que tuvo para triunfar como lo hizo (sin que se considerara uno más) y llevar casi 10 años en antena?
Creo que la palabra es paciencia. Empezamos muy discretamente, pero la esencia del programa fue apareciendo a medida que avanzaba en antena. Nos dejaron asentar el programa y nos dieron el margen para hacerlo nuestro y pasarlo muy bien.
Valeria Ros, a quien entrevistamos hace unos meses, nos contó que a veces no podíais ni hablar de las “burradas” que soltabais entre todos.
Valeria Ros es el caos que cualquiera necesita para no poder ni hablar de la risa. Es una compañera perfecta.
En junio te despediste de Yu, no te pierdas nada. ¿Qué te llevas de ese programa?
¡Tres años de trabajo fijo, que ya es un milagro! Y tener cada día la sensación de que has quedado con colegas a charlar. El equipo es una absoluta pasada, el que se ve y el que se encarga de que lo que se ve sea tan divertido. Es el mejor programa que he hecho nunca.
¿Qué o a quien te gustaría hacer, presentar o interpretar? (Programa que te gustaría presentar, a quien te gustaría interpretar o donde te gustaría actuar)
Lo quiero todo. Y muchos premios cuando termine. (se ríe)
Hablemos de música. ¿Cómo es interpretar a grandes como Lola Flores, Blondie, Marta Sanchez, o Katy Perry? ¿Es verdad que en Tu cara me suena quizá no hace falta tanto cantar bien como saber imitar?
Yo creo que en Tu Cara Me Suena necesitas dos cosas: una, muchas ganas de divertirte. Es imposible trabajar con tanta presión si no te lo puedes pasar bien a cambio. ¡Te ven millones de personas! Solo en el plató hay más de 600. La única escapatoria es gozarlo. Y la segunda que hay que tener es muchas ganas de trabajar. Cada semana sales de la gala agotada y en cuestión de horas ya estás preparando la siguiente actuación. Es un campamento y cada día hay que darlo todo. Pero TODO, te lo digo. Ahora, es como ser millonario y fabricarte tu propio Karaoke. Un sueño.
Cuándo ganaste la edición especial de Año Nuevo en 2018, destinaste el premio a una fundación que es valenciana, One Day Yes, que hace una labor increíble con una escuelita en Lamu (Kenia). ¿Colaboras con alguna otra organización?
Sí, pero no lo hago para alardear, por eso no lo cuento mucho. One Day Yes es un proyecto que tengo la suerte de conocer de cerca a través de una gran amiga, y me siento muy honrada de haber podido ayudar en algo.
¿De donde sacas las ideas para tus monólogos? ¿No se te acaban?
A nadie se le acaban las ideas! Siempre pasa algo de camino al curro, esperando para comprar pan, o saliendo de la ducha. Si el mundo no se para, el humor sigue teniendo de dónde brotar. Solo hay que estar atento.
De toda tu carrera, ¿Qué momento destacarías? ¿Alguna anécdota inconfesable o algo curioso que te haya pasado?
Le tiré (SIN QUERER!!!) una cerveza encima a la Reina de España, Doña Leticia. Se lo tomó fenomenal y bromeó conmigo, fue majísima, pero creo que jamás había sudado tanto en tan poco tiempo. (se ríe)
Proyectos futuros.
Seguir divirtiéndome con Porvenir por toda España y criar al bebé más increíble del mundo, que está siempre esperándome cuando vuelvo.
Cuestionario:
Tu chiste favorito. Twitter.
Un momento del día. El segundo antes de dormirme en el sofá viendo una serie.
Un recuerdo. La sintonía de Chabeeel, Chabeeeel, qué bien. Si tienes más de 30 LA ACABAS DE CANTAR EN TU CABEZA.
Una canción que no te quitas de la cabeza. Todas las canciones que se pegan, se quitan si cantas Como Una Ola. Es una receta mágica que me dio un amigo.
Un sabor. El puré de verduras de mi madre. Es de otro planeta.
Un olor. El olor a bebé. Excepto cuando hay que cambiarle el pañal.
Una frase. Ríanse todo lo que puedan: es gratis.
Un libro. El maestro y Margarita de Bulgákov.
