Los juegos de azar tienen una larga tradición en la sociedad española. Aunque no se puede saber exactamente cuándo se insertó el juego en la sociedad, los relatos sobre reuniones destinadas a juegos, en los que predominaban los naipes, el billar y el ajedrez se remontan al medioevo. Los primeros casinos oficiales se yerguen a principios del siglo XIX, muchos de los cuales hoy todavía visten sus fachadas arquitectónicas tradicionales.
El nacimiento de las salas de juego nos da un indicio del momento en que los juegos de azar se convirtieron en un tipo de ocio más habitual. El casino más antiguo fue fundado el 19 de marzo de 1814, de la mano de quien fue su presidente, Francisco Giner y Feliu, Barón de Benicàssim. Hacia principios de siglo XIX la sociedad española habia triplicado su población, comenzaba a florecer el ajetreo de la vida social que podía verse reflejada en las calles.
Giner y Feliu llamó a este nuevo centro de reunión Casino Antiguo de Castellón. Este edificio sigue funcionando como centro de juego y es uno de los casinos más emblemáticos del país. Puede que ya no sea el mejor casino de España y hoy compita con muchos sitios web que ofrecen experiencias de juego renovadas. Pero sin dudas es un edificio que vale la pena recorrer, ya que encarna la herencia cultural de los españoles.
Un casino para debates, fiestas y eventos culturales
La inauguración del casino de Castellón marcó el inicio de lo que hoy conocemos como un casino de tierra. Sin embargo, Giner no lo había inaugurado con el objetivo de convertirlo en un negocio expansivo. La vida a comienzos del siglo XIX era muy distinta a los tiempos de hoy. Los establecimientos físicos comenzaban a gestarse por la necesidad de contar con sedes para establecer lazos sociales.
Sí, el casino cumplía una función de centro de juegos de azar, una actividad que había calado fuerte en la cultura española. No obstante, los eventos y debates culturales propios de una época de transformación social y proyección industrial se daban entre las paredes de los casinos. Las partidas de póker ponían en la mesa más que un rejunte de naipes; se daba lugar a conversaciones sobre nuevos movimientos sociales y culturales en la región de Castellón.
El Casino de Castellón fue de las primeras sedes en las que se celebraron fiestas, tertulias, eventos culturales, ciclos musicales. El juego y la distensión social vibraban entre halos de humo, recordemos que antes estaba habilitado fumar en espacios cerrados, y la vida social organizada cobraba un nuevo valor en el territorio. Hoy las costumbres de los españoles están muy asociadas a la celebración festiva compartida que, vemos, se remonta a las primeras instituciones destinadas al ocio y a los juegos de azar.
De casinos aislados a una consistente industria
El fervor por la creación de este tipo de establecimiento condujo a que los casinos como institución formal tomaran mayor relevancia en otras regiones del país. Durante los siguientes cincuenta años proliferaron imitaciones y nuevas versiones que también tuvieron mucho éxito. Aparecieron socios, inversores interesados en expandir el rubro hacia otros municipios.
En 1865, el Casino de Castellón extendió una sede a Madrid y se fundó el Palacio de Francisco Tirado, ubicado en la Puerta del Sol, la zona más turística de la ciudad. En 1923 el edificio del Palacio fue intervenido por el famoso arquitecto proveniente de Castellón, Francisco Maristany y Casajuana, quien diseñó el casino que hoy conocemos como el Casino Antiguo de Castellón.
Fueron los primeros pasos de una industria que se volvería millonaria en el porvenir. Actualmente, la industria del juego contribuye con un 0,45 % del PBI nacional y emplea a 84.697 personas aproximadamente. A pesar de la fuerte caída del sector por el efecto de la pandemia, los casinos fueron reabriendo sus puertas gradualmente y las cifras ya muestran signos de total recuperación.
La era digital llevó a que la industria del juego se concentrara en la oferta de casinos online. Los catálogos de juegos en las plataformas son interminables. Desde ya que son una variante muy interesante, sobre todo para los aficionados más jóvenes. Los casinos de tierra clásicos están más orientados a atraer al turista, que se deja embelesar con las estructuras edilicias antiguas y los rastros de un aire que ha permeado las salas de juego a través de las generaciones.
