Apocalipsis

Sueños, apocalipsis y el destino del dron

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He soñado con algo parecido al apocalipsis. Caían del cielo aviones y barcos partidos por la mitad y yo estaba en el mar. Hace 20 años soñaba que caían ovejas, la cosa va subiendo de tono. Buceaba para protegerme, será porque el mar para mi significa paz. Cuando me he despertado, lejos de tener mal cuerpo, todos los ‘problemas’ del día a día me parecían solemnes tonterías:

Que tengo una montaña de ropa para planchar-guardar y otra montaña de trabajo que sacar y otra de deberes de los críos. Y hay que llevarles al médico, y hay que, hay que… ¿Y qué? ¡¡Si vamos a morir todoooos!!

Como dijo mi hija en una de sus reflexiones pintorescas: ‘ la vida da miedo, porque al final siempre mueres, como el dron’. ¿Que qué dron? Pues uno cuyo destino estaba escrito. El mismo día que llegó a casa fue rebotando por todas las paredes, porque parece ser que mi hijo no tiene madera de piloto. Se lo confiscamos y su papi lo sacó a la calle, donde acabó chocando contra la fachada de un edificio y cayendo en un descampado al que no se podía acceder. No nos dimos por vencidos, papi consiguió trepar, saltar y tras una larga expedición lo encontró y rescató. Para no arriesgarnos más, a continuación lo dejamos en manos de un gran conductor de drones de 12 años, con larga experiencia a sus espaldas.

Por unos minutos disfrutó, surcó los cielos, voló por encima de nuestras cabezas y cuando ya parecía a salvo, el pequeño droncito se posó en la carretera un segundo. Un solo segundo, suficiente para que pasara un coche y zasss lo aplastara con sus ruedotas.

La cara de tontos que se nos quedó a todos era para grabarla. Fue un momento fugaz, un instante de destrucción salvaje. Burló a la muerte en varias ocasiones, pero ese era el destino del dron, está claro. ¿Qué hicimos? Aceptarlo, recuperar su batería y comprar otros dos más baratitos, que han disfrutado de una batería adicional y una larga y fructífera vida de dron.

Fuera de bromas macabras, os invito a disfrutar de la vida, a luchar por mejorar y  esforzarse por conseguir lo que os haga felices. A veces las cosas tienen que pasar indefectiblemente, lo que está en nuestra mano es la actitud ante ello. Comprar otro don, bucear por el mar,… Todo para que nuestro paso por aquí sea lo más agradable posible. Y ya pueden caer aviones, ovejas, o diluviar ranas.

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