El aperitivo, del culto popular a ritual gourmet

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Las promesas alimentadas durante el otoño se cumplen. El aperitivo se convertirá en una mayoritaria movida culinaria de multitud de sabores y texturas que colonizarán nuestros paladares.

El aperitivo es algo consustancial a la cultura mediterránea. Celebramos que vuelva a latir con fuerza, tras un año y medio de olvido obligado surge una dinámica muy positiva con el mes de octubre ya consolidado. De hecho, cabe la posibilidad de que surja un gran amor gustativo con el aperitivo y que, contra todo pronóstico, se convierta en una relación estable entre los clientes más exigentes.

No rechazamos cometer ningún exceso. Los años pasan, pero el aperitivo mantiene intacto su carisma en cualquiera de sus versiones. Su capacidad no desaparece, se reinventa con la llegada de nuevos locales. Recorreremos las nuevas aportaciones al aperitivo caracterizadas por un tributo al vermú.

Una costumbre con peso histórico hace del aperitivo un clásico con garantías múltiples y variopintas versiones. El paladar parroquiano recuperará lentamente el ri- tual matutino con la complicidad gourmet. Bendeciremos el callejeo del aperitivo mientras buscamos bares de referencia.

El aperitivo está decidido a hacerse valer. Pisa fuerte y estrena escenarios. Otoño es tiempo de conquistas hosteleras y un buen momento para apostar. La apuesta gustativa está acreditada con resultados garantizados mientras nos debatimos entre las conservas premium y salazones de referencia. Aperitivos universales y temáticos con el vermú de grifo como patrocinador de los reencuentros. El aperitivo se reeditará este otoño con la virtud de estar en el momento adecuado. La hipnosis gustativa es clara pero por alguna razón ha estado escondida mucho tiempo. “Vermutearemos” hasta la extenuación. El careo gustativo se impone: cerveza, vermut y vino nos abordarán de forma similar. El clásico aperitivo tras un año y medio de abandono sobrevenido se convertirá en referencia singular. Sin duda, el retorno cotizado del espirituoso macerado ha llegado para quedarse. Aperitivo espirituoso, macerado, acompañado de conservas premium, encurtidos de referencia y salazones mientras el espirituoso interactúa con cítricos y hielos sobre nuestros paladares.

El aperitivo gobernará la sesión matutina previa a la comida. Su poder de seducción y de conquista está en alza. Los augurios del vermú son excelentes, su presencia volverá a flotar próximamente cuando las barras, que saldrán de la sombra y el ostracismo, próximamente, se conviertan en patria y refugio del vermú con el paso del tiempo. Barras pioneras e históricas se convertirán en referencias de marcado carácter premium.

El vermú transformará el devenir del aperitivo. Fidelidad y lealtad a las bebidas favoritas, aunque se establezcan coqueteos con otras identidades vinícolas y espirituosas.

El aperitivo nos conquistará por su versatilidad. El resurgimiento del vermú aumentará las posibilidades. Somos propensos a las experiencias estimulantes, aunque existe una cierta tendencia a silenciar lo que sucede durante el aperitivo para no trastocar los planes de continuidad gastronómica.

Cuando este se supere con nota llegaremos a la comida irradiando placidez. Otras veces, se superpondrá mientras se oye entre risas socarronas preguntar, ¿Cuándo se come aquí?. Tras la filtración interesada, confirmaremos in situ el éxito: Tapas frías, picoteo gourmet, conservas del mar y encurtidos alcanzarán un mayor grado de autonomía gastronómica. ¡Viva el aperitivo sin concesiones!

El aperitivo se convertirá en el hogar del trotamundos vermú, aunque no lo tiene fácil ante la omnipresente rubia y el vertiginoso consumo vinícola, que comienza a imponerse como costumbre milagrosa, escenificada con especial hincapié, que brota de grifos encastrados en barras de comentada longevidad. El aperitivo, de culto popular a ritual gourmet.

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