Javier Botella

Javier Botella: “Es el primer espectáculo que presenta el gran legado de Sinatra a través de sus canciones.”

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Tenemos la fortuna de entrevistar al músico Javier Botella, un valenciano apasionado del jazz que estrena espectáculo el 11 de enero en la Rambleta: My way, el legado de Sinatra. Un crooner excepcional, como se le define.

¿Qué tiene de diferente este espectáculo? ¿Qué vamos a poder ver el próximo 11 de enero?

Hasta la fecha es el primer espectáculo en el que se hace un trabajo de investigación, que presenta el gran legado de Sinatra a través de sus canciones. Es un reconocimiento a la gran voz del siglo XX. Un repaso de sus décadas como profesional, desde 1939, fecha en la que grabó su primera canción All or nothing at all, que es la canción que abre el espectáculo. Y como cantante de la canción popular venida de Broadway se sitúa durante 50 años como número 1. Vamos a combinar el respeto hacia su vida a través de las canciones que marcaron cada año de su carrera y de su trayectoria personal, con imágenes proyectadas en una gran pantalla. Es un gran trabajo de memoria lumínica e iluminación y que cuenta con profesionales y excelentes músicos de jazz e invitados en cada ciudad: amigos y artistas conocidos que van a ser del agrado de los asistentes.

En ocasiones te defines como un crooner, ¿Podrías explicarnos qué es exactamente esta figura?

A mí me gusta decirlo con mucha humildad. En el siglo XX se definió crooner como aquel que tenía voz de terciopelo, con la capacidad de frasear sobre la misma melodía y, sobre todo, la energía que ponían a la hora de cantar. Tenemos el ejemplo de Tony Bennett, que murió hace pocos meses, y fue el último crooner del siglo XX.

¿Y quién fue el primero?

Está Bing Crosby, aunque Sinatra es el que se llevó el título, pese a que en ese siglo descubrimos ese tipo de voces parecidas a la hora de cantar y con un repertorio similar.

¿Qué te lleva a dedicarte a ser artista y a meterte en este género?

Sin duda, mi niñez. La música que escuchaba en casa por parte de mis padres que, además, eran pareja de baile. Mi padre cantaba muy bien y bailaban los dos. Fue una influencia notable, de niño ya sentía que esa música me penetraba. Afinaba y tenía ciertas dotes a la hora de cantar. Fue surgiendo una inquietud. Y, como además me gusta mucho emprender, tenía muy claro que algún día iba a ser cantante. Fui empresario muchos años y aprendí como poder llevar adelante una gran idea. Trabajé la técnica vocal y lírica desde muy pequeño y luego una docencia más jazzística. Y ahí sigo, tomando clases desde los 16 años. Todos nacemos con un don que hay que descubrir (y luego trabajarlo diariamente).

De hecho, dicen que para encontrar lo que te hace feliz tienes que volver a tu niñez, ver con lo que disfrutabas entonces y ahí está el secreto.

Sí, exactamente. Estoy muy de acuerdo. De hecho, ese día llega, decides subirte al escenario y cantar canciones de estos músicos que te han inspirado.

El legado de Sinatra es un espectáculo con un elenco de músicos de primer nivel. ¿Cómo ha sido coordinar esta puesta en escena tan compleja?

Llevo rodeándome de grandes músicos desde hace casi 10 años. He tenido la suerte de que ellos han querido estar acompañándome. Siempre he tenido una deuda con esa música que escuchaban ellos. Sinatra, por ejemplo, me ha acompañado desde la cuna. Todavía no se le había hecho ningún homenaje riguroso, que reflejara los altibajos que tuvo, como su gran desamor con la actriz Ava Gardner. A nivel musical, he tenido la suerte de rodearme de músicos de primer nivel, con los que tengo muy buena relación. Personalmente, me gusta empastar voces y crear magia en el escenario. Puedes ver a un artista técnicamente perfecto, pero te puedes dormir en la butaca. Es una maravilla.

Entonces la gente va a conocer su música, pero también esa parte más personal de él ¿no?

Va a ser muy fácil contarlo a través de música e imágenes. Cerrando los ojos podremos recordar algún momento de nuestra vida, nos va a trasladar a unas décadas maravillosas, desde los años 40 a los 80.

Javier Botella

Es la primera vez que diriges un espectáculo de estas características ¿Cómo ha sido la experiencia?

Ha sido fascinante plasmar las ideas que llevas en la cabeza tantos años. Ha supuesto un trabajo con todo el equipo, desde escribir el guion, hasta hacer la investigación. Además, hay que ser muy riguroso en cuanto a fechas, canciones y episodios de la vida de Sinatra. El resultado es un espectáculo muy atractivo. De hecho, a la gente se le hace corto, quiere saber más (se ríe).

Si cierras los ojos al escuchar jazz, siempre nos traslada a esos pubs oscuros de Nueva York, llenos de humo y ese ambiente tan característico. ¿Crees que tu representación nos puede trasladar a esos mismos lugares?

Por supuesto, pese a que no dejan fumar (se ríe), puedes sentir esos olores del tabaco. Yo cierro los ojos y me traslada a mi niñez, a los diferentes conciertos a los que he ido con mi padre, en los que no se veía al cantante porque estaban llenos de humo. Todo lo que yo he vivido está en el espectáculo, además de toda la vida de Sinatra. Asociamos este tipo de música a un público de a partir de 40 años, pero cada vez hay más gente joven que se interesa por este tipo de géneros como el jazz o el swing.

¿Por qué crees que hay este creciente interés por este tipo de estilos musicales?

Por el mayor acceso a la información, por la formación, estudio e interés de revivir épocas pasadas. Vuelve lo vintage, los vinilos y el siguiente paso es situarse en un directo, ver cómo vestían, cómo bailaban, etc. Aparece gente joven que se acerca después de mis conciertos, con los ojos emocionados y me dicen: ¡qué espectáculo más bueno! Al final, ellos han vivido pinceladas a través de sus abuelos.

¿Cómo es tu día a día o tu proceso creativo cuando tienes que planificar un espectáculo como este?

Cuando llegué a Madrid lo primero que hice es esperar a los músicos al finalizar los conciertos con mi carpeta de partituras y maquetas. Me presentaba y allí tuve la oportunidad de encontrar a grandes profesionales. Cuando planteé este proyecto para el Palau de les Arts de Valencia, llegó la pandemia y me quedé aquí. Tengo las rutinas de cualquier persona: voy al gimnasio, hago un entrenamiento diario de voz y técnica, estudio mucho, tengo diferentes proyectos con varios artistas. Siempre tengo ideas y busco ese tiempo para desarrollarlas. Por ejemplo, he grabado un disco con Albert Sanz, pianista de jazz valenciano. Tengo que decir que Valencia tiene una cantera de músicos espectacular. Imagino que por la tradición musical que hay aquí (se ríe).

Y, por último, Javier ¿qué consejo darías a la gente joven que se quiera dedicar a esto?

Que no se precipite. Esos programas tipo La Voz, que por supuesto respeto mucho, crean expectativas irreales. Uno se tiene que formar musical y vocalmente en el Conservatorio. Que nadie se espere que el teléfono va a sonar de la nada. Este es un proyecto empresarial: tienes que venderte, ser tu empresa, tu departamento de comunicación y marketing, tu gestor y tu promotor. Hace falta paciencia y formación. No todos podemos ser buenos. Lo importante es que hagas lo que te guste y transmitas.

Fotografías: BLANCA BORDAS Y BOCETA / QUIQUE VILLANUEVA

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